Pese a que Estados Unidos superó este lunes las 300.000 muertes, el inicio este martes de la campaña de vacunación contra la COVID-19 a este país fue recibida con optimismo en toda América, que empieza a ver así una lejana luz al final del túnel de una pandemia que, día a día, extiende sus contagios sin descanso.
La aplicación de las primeras dosis de un total de 2,9 millones iniciales tras la aprobación de emergencia el viernes pasado de la vacuna de Pfizer permitió lo impensable: tener un medicamento de estas características antes de finalizar 2020, lo que abre la puerta para un proceso de inmunización masiva en las próximas semanas y meses en gran parte del continente.
El nombre de Sandra Lindsay, probablemente, pasará a la historia de EE.UU. Se trata de una enfermera afroamericana del barrio neoyorquino de Queens, representante de una de las comunidades y de las áreas más castigadas por el coronavirus, se convirtió a las 09.23 hora local (14.23 GMT) en la primera estadounidense en recibir el medicamento en Nueva York, estado con más de 35.000 muertes.
«Espero que esto marque el principio del final de un tiempo muy doloroso en nuestra historia», afirmó la trabajadora sanitaria del Jewish Medical Center, para después agregar: «Quiero inculcar la confianza en el público de que la vacuna es segura».
Este es un paso fundamental, como lo deja entrever la advertencia este mismo lunes del alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, de que la ciudad puede verse obligada a imponer otro «cierre total» de las actividades en las próximas semanas ante el aumento de casos.
Por eso, nada más comenzar con el proceso de vacunación, el Gobierno del país más afectado del mundo (16,4 millones de infectados y 300.361 muertos, según la Universidad Johns Hopkins) aseguró que espera poder inmunizar a toda la población que lo desee «para finales del segundo trimestre de 2021».
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Canadá también comenzó este lunes la inmunización después de recibir la noche del domingo un pequeño lote inicial de vacunas de Pfizer que han empezado a ser administradas en Toronto y Montreal a trabajadores, personal sanitario y residentes de instituciones geriátricas.
Ese país tiene previsto recibir en las próximas horas un total de 30.000 dosis, parte del compromiso de la compañía de entregar antes de fin de año 249.000 de las 20 millones de dosis que el Gobierno ha adquirido a la farmacéutica.
A la par, Puerto Rico, en su condición de estado libre asociado de EE.UU., espera recibir en las próximas el primer cargamento de vacunas para poner en marcha el martes su distribución al personal médico.
«Iniciamos mañana la primera fase de vacunación. Será distribuida a los 65 hospitales de Puerto Rico para que inicie la vacunación de todo el personal hospitalario», dijo la subsecretaria del Departamento de Salud de la isla, Iris Cardona.
Por otra parte, los fabricantes rusos de la vacuna Sputnik V presentaron la solicitud y documentación necesaria a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para realizar estudios clínicos en México.
La Sputnik V, en la fase tres de ensayos clínicos en otras naciones, tiene una eficacia del 91,4 % y ahora Rusia la registrará en otros países, según el Centro Gamaleya y el Fondo de Inversiones Directas de Rusia (FIDR).
México forma parte de los ensayos clínicos en fase tres de la vacuna CanSino Biologics, que empezó sus primeras pruebas en voluntarios en noviembre pasado, además de la de la farmacéutica Janssen, de Johnson & Johnson, que inició sus ensayos en diciembre.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil puso en duda los criterios utilizados por China para liberar la aplicación de la vacuna de Sinovac.
Ese laboratorio chino, en sociedad con el estado de Sao Paulo y el Instituto Butantan, es responsable de los experimentos con la vacuna Coronavac, una de las que parece estar más avanzada en el país suramericano, el tercero con más casos (6,9 millones) y fallecimientos (181.402) a nivel global.
La Coronavac es motivo de disputa entre el presidente Jair Bolsonaro, quien se opone a su uso, y el gobernador Joao Doria, un fuerte rival del mandatario y quien pretende comenzar la vacunación en el estado más poblado de Brasil, con unos 46 millones de habitantes, el próximo 25 de enero.
Además, la enfermedad se ha propagado más rápido en Venezuela en los últimos días, después de que el Gobierno levantara la cuarentena, una medida que será corregida en enero con un confinamiento estricto en vista del aumento de contagios y muertes.
«El virus no tiene vacaciones, no se relaja y el próximo puede ser usted», dijo en su más reciente alocución televisada Nicolás Maduro, presidente de un país con 107.786 casos y 954 muertes, según unas cifras oficiales que son cuestionadas constantemente por la oposición.
En Uruguay, otra nación que no se ha visto tan afectada (9.708 contagios y 92 fallecimientos), la preocupación crece por el aumento exponencial del coronavirus, tras el nuevo récord del domingo de 533 positivos en un día y 3.258 casos activos, pese a lo cual el Gobierno descartó hoy ir hacia un «estado policíaco” y apuesta más por generar «un cambio de chip» de la población.
Y el departamento boliviano de Santa Cruz, la mayor y más poblada región del país, experimenta un rebrote que es «tangible» y «contundente», aseguró este lunes la Gobernación cruceña.