Moderna ha anunciado este lunes que su vacuna experimental tuvo una efectividad de 94,5% para prevenir la COVID-19, según datos provisionales de un ensayo clínico en etapa avanzada, convirtiéndose así en la segunda compañía estadounidense en una semana en informar resultados que superan las expectativas.
Junto con la vacuna de Pfizer, que también demostró una efectividad superior al 90%, y en espera de más datos de seguridad y revisión regulatoria, Estados Unidos podría tener dos tratamientos autorizados para uso de emergencia en diciembre, con hasta 60 millones de dosis disponibles para fin de año.
Por otra parte, la compañía ha anunciado que su vacuna permanece estable a una temperatura de 2° a 8°C, la temperatura de un hogar estándar o de un refrigerador, durante 30 días. Además, aseguran que permanece estable a -20ºC hasta seis meses para su almacenaje y a temperatura ambiente hasta 12 horas.
Y así, una ventaja clave de la vacuna de Moderna es que no necesita almacenamiento ultrafrío como la de Pfizer, lo que facilita su distribución.
Por su parte, la vacuna de Pfizer debe enviarse y almacenarse a -70 grados, el tipo de temperatura típica de un invierno antártico. A las temperaturas estándar de un refrigerador, se puede guardar por hasta cinco días.
De la misma forma, han señalado que la vacuna de Moderna no requerirá dilución en el sitio o manipulación especial, lo que «facilita la vacunación en una serie de entornos, incluyendo farmacias y consultorios médicos». Esto supone un avance respecto a la vacuna de Pfizer, que necesita de un temperatura de -70 grados para transportar y almacenar.