El ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, ha anunciado una nueva estrategia para prevenir la entrada de viajeros contagiados de coronavirus que consiste en no hacer pruebas a la llegada de forma general sino en aumentar las cuarentenas, en un intento por aliviar la elevada carga en la realización de test.
«En una situación tan dinámica y a gran escala, la estrategia siempre incluye el desarrollo de medidas concretas que se adapten a las distintas situaciones», ha explicado Spahn, cuya visión es compartida también por los responsables de Sanidad de varios estados.
Las autoridades quieren poner fin a las pruebas gratuitas generalizadas para quienes regresen de las consideradas zonas de riesgo --entre ellas la mayor parte de España, a excepción de las Islas Canarias-- y que, en cambio, sean aislados y no puedan salir al menos hasta cinco días después, cuando hayan dado negativo en una prueba.
Hasta ahora, los viajeros también tenían la opción de evitar esta cuarentena presentado el resultado negativo de un test realizado en las 48 horas previas al viaje.
Spahn ha señalado que tras los «esfuerzos de pruebas adicionales realizados durante la temporada de viajes», es momento de pensar en un «enfoque a largo plazo» para priorizar la realización de test a los casos sospechosos y sus contactos, así como a los trabajadores sanitarios.
La nueva política coincide con la decisión del Gobierno de Angela Merkel de ampliar hasta el 14 de septiembre la recomendación de no viajar a más de 160 países ajenos a la Unión Europea. Esta advertencia es independiente a la lista de países catalogados como zonas de riesgo por la prevalencia de casos de coronavirus.