Australia reducirá a la mitad la entrada de viajeros internacionales a partir del lunes próximo, tras la crisis provocada por el rebrote de la COVID-19 en Melbourne, según anunció este viernes el primer ministro, Scott Morrison.
«Es una reducción de más de 4.000 personas que vienen cada semana y que se reparte en todos los puertos de entrada (de Australia)», dijo Morrison a periodistas en Camberra al término de una reunión del Gabinete Nacional.
La medida se toma después de que el jueves se iniciara una nueva cuarentena en Melbourne, la segunda ciudad más poblada de Australia, y el municipio rural de Mitchell ante un rebrote de la COVID-19, que se encuentra bajo control en el resto del país.
Australia mantiene cerradas sus fronteras internacionales desde el pasado marzo, aunque permite la entrada, principalmente, de residentes y ciudadanos, quienes deben someterse a una cuarentena de 14 días en hoteles del país.
Morrison recalcó que este recorte permitirá a las autoridades centrarse en las pruebas para detectar la COVID-19 y los rastreos de potenciales contactos de personas infectadas, la mayoría de ellos entre personas que llegan del extranjero, a excepción de los casos de Melbourne.
Australia, que ha permitido la entrada de 70.000 personas desde marzo, sigue los pasos a su vecino Nueva Zelanda, que prácticamente ha eliminado la COVID-19 y que ha limitado también el retorno de sus residentes y ciudadanos para aliviar la presión de sus centros de cuarentena.
Cuarentenas de viajeros bajo lupa
Morrison, quien tiene previsto hablar con la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, sobre un plan para abrir una «burbuja aérea» entre Australia y Nueva Zelanda, anunció que se realizará una revisión nacional de los sistemas de cuarentena en los hoteles para los viajeros internacionales.
Asimismo se analizará el precio que se cobraría a las personas que se sometan a las cuarentenas, dado que hasta el momento son los estados y territorios los que asumen los costes, además de los estándares en la capacitación de los guardias de seguridad y trabajadores sanitarios en esos lugares.
«A medida que nuestro país se reabre nuevamente, a excepción de Victoria, nos aseguraremos de que tengamos una mayor confianza en esos sistemas de cuarentena que se han implementado», precisó el mandatario liberal.
«Ha habido muy pocas brechas pero hemos visto, como se ha informado en Victoria, que una sola brecha, aunque sea de bajo riesgo, puede llevar a un resultado catastrófico», dijo el jefe médico interino del gobierno, Paul Kelly, al referirse al rebrote de Melbourne atribuido al incumplimiento de las medidas de cuarentena en los hoteles donde se alojaban los viajeros en esa ciudad.
Australia ha comenzado a normalizar sus actividades económicas tras contener la COVID-19, a excepción del estado de Victoria en donde se ha registrado un rebrote que ha obligado a imponer un confinamiento de unos 5 millones de personas en Melbourne y Mitchel por seis semanas.
El estado de Victoria reportó hoy 288 nuevos casos de COVID-19, lo que supone el mayor incremento diario que se ha registrado en todo Australia desde el inicio de la pandemia, y acumula 3.397 casos, de los más de 9.000 que se registran en el país oceánico, que incluye a 106 fallecidos.