El primer ministro de Costa de Marfil, Amadou Gon Coulibaly, murió este miércoles a los 61 años en una clínica de Abiyán, capital económica del país, a la que fue trasladado tras sentir un malestar durante la reunión del Consejo de Ministros, informó la Presidencia de la República.
Coulibaly, delfín del presidente Alassane Ouattara designado como candidato de su partido para las elecciones presidenciales de este 31 de octubre, había regresado al país el pasado 2 de julio tras casi dos meses en Francia, donde se sometió a unos exámenes médicos relacionados con el corazón.
El primer ministro había pasado una cuarentena entre finales de marzo y principios de abril, tras estar en contacto con una persona infectada de COVID-19, pese a haber dado negativo dos veces en las pruebas de detección del coronavirus, que en este país suma 11.194 confirmados y 76 fallecidos, según las últimas cifras oficiales.
«Rindo homenaje a mi hermano menor, mi hijo, Amadou Gon Coulibaly, quien fue, durante treinta años, mi colaborador más cercano», afirmó Ouattara en su cuenta de la red social Twitter junto a una fotografía del difunto.
«Saludo el recuerdo de un hombre de Estado, de gran lealtad, devoción y amor por la patria. Él encarnaba a esta joven generación de ejecutivos marfileños de gran competencia y extrema lealtad a la nación», agregó el presidente.
Ouattara nombró a Coulibaly primer ministro de Costa de Marfil en enero de 2017, tras la dimisión de su antecesor en el cargo y la de todo su gobierno por la incompatibilidad marcada por la nueva Constitución, que impide a los diputados ser miembros del Ejecutivo.
El delfín de Ouattara había sido hasta entonces ministro de Estado y secretario general de la Presidencia, mientras el dimisionario, Daniel Kablan Duncan, fue nombrado vicepresidente del país, un día después de anunciar su dimisión como primer ministro.
En junio de 2012, el primer ministro marfileño se sometió a un trasplante de corazón en un hospital de París, a donde había sido evacuado a mediados de marzo de ese año por problemas cardiacos.
A principio de mayo de este año, Coulibaly fue trasladado a Francia para «un control médico», según un comunicado de la Presidencia en el que no dieron detalles sobre los motivos.
Algunos medios locales aludieron a que habría sido víctima de un ataque cardíaco, pero la información no fue confirmada oficialmente. Con Coulibaly ya son dos los líderes africanos fallecidos recientemente, tras la muerte del
presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, que sufrió «un paro cardiaco» el pasado 8 de junio, según el Ejecutivo burundés.
La inesperada muerte de Coulibaly probablemente desencadene una lucha en la gobernante Agrupación de los Hufuetistas para la Democracia y la Paz (RHDP, en sus siglas en francés) para reemplazarlo como candidato a las elecciones de octubre, vistas como una prueba de estabilidad del primer productor de cacao del mundo.
Ouattara había designado candidato presidencial al difunto en marzo pasado, cuando confirmó que no optaba un tercer mandato.
El gobernante marfileño llegó al poder en 2010 tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en las que la Comisión Electoral le atribuyó la victoria, con un 54,1 % de los votos, frente al entonces jefe de Estado, Laurent Gbagbo.
El Tribunal Supremo de Justicia, la institución encargada de validar los resultados, declaró nulos los votos de siete regiones del norte y el centro del país -zona bajo el control de Ouattara-, donde se habían producido, según denunció Gbagbo, «flagrantes irregularidades», y declaró vencedor de los comicios a Gbagbo.
Esta situación provocó una crisis electoral en la que durante cinco meses la violencia entre seguidores de ambos líderes causó la muerte de 3.000 personas, según cifras oficiales.
Cinco meses después, Gbagbo fue detenido y enviado a la Corte Penal Internacional (CPI) bajo acusación de crímenes contra la humanidad, pero en enero de 2019 los jueces lo absolvieron por falta de pruebas junto a su exministro de Juventud Charles Blé Godué.