La canciller alemana, Angela Merkel, ha abierto este miércoles la presidencia de turno de la Unión Europea de su país con un llamamiento a «hacer que Europa vuelva a ser fuerte» con el reto de superar las consecuencias de la pandemia.
Merkel ha admitido que las posiciones entre los socios de la Unión Europea (UE) respecto al plan de reconstrucción propuesto por la Comisión Europea «todavía están alejadas», pero que confía en que se puedan superar las diferencias en las próximas semanas.
La canciller ha reiterado que la UE se enfrenta a «tiempos difíciles» y ha adelantado que la presidencia semestral de turno alemana del Consejo «estará marcada por la pandemia y por la gestión de sus consecuencias».
«Son tiempos muy serios», ha insistido la canciller, que sin embargo destacó por ejemplo que las medidas de gestión de la pandemia en Alemania permitieron «salvar vidas con métodos inteligentes».
Merkel sin embargo ha dejado ahí las comparaciones con su gestión como jefa del Gobierno al evocar los retos a los que se enfrenta de manera más amplia como presidenta de turno del Consejo de la UE.
En sintonía con el giro aplicado en los últimos tiempos a su percepción de los problemas de la UE la canciller ha aludido al fondo de reconstrucción propuesto por la Comisión Europea tras la propuesta formulada por ella misma y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Ha manifestado que el paquete -mezcla de subvenciones a fondo perdido y préstamos de hasta 750.000 millones de euros y que todavía los 27 tendrán que acordar en sus detalles- tiene que ser «un instrumento presupuestario».
En ese sentido, ha indicado que los fondos deberán distribuirse entre los Estados miembros en función no de la aplicación del criterio de su población sino en la medida en que esos países han sufrido más seriamente las consecuencias de la pandemia.
La canciller ha aludido indirectamente a las resistencias de algunos Estados miembros de la UE a admitir un plan que contenga subvenciones a fondo perdido y apeló a los beneficios que aporta la pertenencia de todos al mercado interior comunitario.
Ha reconocido que lo importante «es que el mercado interior siga funcionando» y recordó que Alemania es consciente de los beneficios que obtiene precisamente de que eso sea así y que para ello es determinante la aportación de todos los países de la Unión.