Los países de la Unión Europea (UE) continuaron este sábado ultimando los detalles de la reapertura a partir del 1 de julio de las fronteras exteriores cerradas por la pandemia de COVID-19, con la idea de sellar un acuerdo sobre los criterios y países el próximo lunes, informaron fuentes europeas.
«Algunas consultas continuarán todo el fin de semana», señalaron fuentes diplomáticas de Croacia, país que preside el Consejo hasta finales de junio.
El lunes se lanzará un procedimiento escrito para que las delegaciones «digan si o no» al documento que fija tanto los criterios como el listado de los países cuyos nacionales podrán viajar a la UE, indicaron fuentes europeas.
En una reunión de embajadores el viernes se acordó aplicar un criterio epidemiológico común a la hora de abrir a esas fronteras a aquellos países con un nivel de contagio similar o inferior a la media de la UE.
También se fijó una lista de quince países considerados seguros, entre los que figuran Australia, Argelia, Canadá, Corea del Sur, Georgia, Japón, Marruecos, Montenegro, Nueva Zelanda, Serbia, Tailandia, Túnez, Uruguay, Ruanda y China. Fuera quedarían Estados Unidos, Rusia y muchos latinoamericanos. El objetivo es comenzar a levantar esos vetos el próximo miércoles 1 de julio, como había propuesto la Comisión Europea.
La propuesta inicial de Bruselas para armonizar este proceso era que los países de la UE seleccionasen juntos a qué países debían levantarse las restricciones siguiendo criterios como «la situación sanitaria, la capacidad de aplicar medidas de contención durante los viajes y consideraciones de reciprocidad».
Las discusiones de los Estados miembros el viernes giraron en torno a si se tiene suficiente información como para tener una visión real de la situación epidemiológica de algunos países y la necesidad de asegurarse de que esos datos son fiables.
Bruselas considera que debe retirarse el veto a los ciudadanos de países cuya situación fuera «similar» a la media europea en cuanto a la cantidad y la tendencia de los nuevos contagios y en su respuesta a la pandemia, esto es, su nivel de vigilancia, testeo, rastreo de contactos y su publicación de datos sobre el avance del virus, entre otros criterios.
En cualquier caso, el cierre de las fronteras no ha afectado a los ciudadanos de la UE y Schengen y sus familiares, así como los nacionales de terceros países que sean residentes de larga duración en la UE, el personal sanitario y científico trabajando contra la COVID-19, las personas que transportan mercancías, los trabajadores fronterizos y los temporeros agrícolas.