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Pandemia de coronavirus

Polémica en Italia por los voluntarios para ayudar en la desescalada

Una empleada desinfectando en un gimnasio de Roma. | LUCIANO DEL CASTILLO

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Italia ha superado este lunes la barrera de los 230.000 casos y registrado 92 fallecidos más, una cifra que prácticamente duplica los 50 muertos del domingo, pero que mantiene la tendencia a la baja en el número de víctimas mortales en el país, donde los planes del Gobierno de reclutar a voluntarios para recordar a la ciudadanía el cumplimiento de las normas durante la desescalada ha sembrado la polémica.

Hasta el momento, el país suma 230.158 contagios, tras los 300 nuevos casos del último día, y 32.877 fallecidos, incluidos los 92 decesos confirmados y que incluyen 34 de Lombardía, la región más castigada y que la víspera no había informado de ninguna víctima mortal.

Según Protección Civil, en la actualidad solo hay 8.185 pacientes hospitalizados, 428 menos que el domingo, mientras que los ingresados en la UCI siguen disminuyendo hasta los 541, doce menos que el día anterior. Por otra parte, 1.502 pacientes más han recibido el alta en las últimas 24 horas, lo que sitúa el total de curados en 141.981.

En el plano político, el plan del Gobierno de reclutar a unos 60.000 voluntarios que estarán desplegados en las calles de diferentes ciudades y localidades para recordar la obligación de cumplir con la regla de distanciamiento físico para evitar nuevos contagios ha generado polémica.

La iniciativa, anunciada por el ministro de Asuntos Regionales, Francesco Boccia, llega en un momento en el que está creciendo la preocupación porque en lugares como las playas, los bares o las plazas las personas no siempre están cumpliendo con la separación requerida.

Boccia ha contado a 'La Stampa' que los voluntarios serán llamados «asesores cívicos», vestirán con ropa azul y su única arma será «la fuerza de la persuasión, la razón y su sonrisa». La convocatoria para reclutarlos, abierta a todos los ciudadanos pero dando prioridad a los desempleados y a los que reciben ayudas sociales, será publicada esta semana por la Agencia de Protección Civil, según ha detallado el ministro en su página de la red social Facebook.

Ante el aluvión de críticas y reacciones suscitadas, fuentes del Ministerio han aclarado a la cadena pública RAI que estos «asistentes cívicos» realizarán «16 horas a la semana» de voluntariado que «cada uno puede regalar a su ayuntamiento para ayudar a ancianos, llevar la compra y las medicinas, ayudar a organizar el distanciamiento social».

No se trata, han recalcado las fuentes, «de ninguna vigilancia o de centinelas» puesto que «no podrán pedir documentos» sino limitarse a informar a los cuerpos y fuerzas de seguridad en caso de incumplimiento de las normas de distanciamiento y de reunión. El anuncio realizado por Boccia ha generado malestar incluso dentro del propio Gobierno. Así, desde el Ministerio del Interior han hecho saber que la decisión se ha tomado «sin consulta previa» con este departamento y ha dejado claro que en cualquier caso su despliegue no supondrá «obligaciones adicionales» para los miembros de las fuerzas de seguridad.

También han llegado críticas de los socios de coalición. El subsecretario para las Relaciones con el Parlamento, Gianluca Castaldi, ha asegurado que la «fuga adelante» de Boccia, diputado por el Partido Democrático, «no convence al Movimiento 5 Estrellas», el socio principal de la coalición. «Los ciudadanos deben controlar lo que hacen los políticos, no lo que hacen otros ciudadanos», ha escrito en su Twitter, confiando en «un paso atrás» del ministro.

Por su parte, el ex primer ministro Matteo Renzi, que lidera uno de los partidos que conforman la coalición gobernante, ha visto en la medida «una locura que busca tener visibilidad» y se ha mostrado partidario de «poner en valor al tercer sector y el servicio civil» en lugar de reclutar voluntarios.

Las críticas han llegado igualmente desde la oposición. El líder de la Liga, Matteo Salvini, ha defendido que «los italianos se merecen confianza y libertad» mientras que la líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, ha visto en los asistentes cívicos una suerte de «guardianes de la revolución».

«La deriva autoritaria a la que estamos asistiendo está asumiendo contornos grotescos pero no por ello es menos peligrosa de cualquier otra deriva liberticida», ha advertido, aconsejando al Gobierno de Giuseppe Conte «no tirar demasiado de la cuerda porque los italianos están cansados y enfadados».

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