La ONG Oxfam Intermón ha asegurado este jueves que vacunar a la mitad más pobre de la humanidad, unos 3.700 millones de personas, contra el coronavirus podría costar menos de lo que ganan las diez compañías farmacéuticas más grandes en cuatro meses.
Según Oxfam, la Fundación Gates ha estimado que el coste de procurar y desarrollar una vacuna segura y efectiva para las personas más pobres del mundo es 25.000 millones de dólares. El año pasado, ha recordado la organización, las diez farmacéuticas más grandes del mundo ganaron 89.000 millones en beneficios, una media de 30.000 cada cuatro meses.
En este sentido, la organización ha llamado la atención sobre que, una vez que se desarrollen las vacunas y los tratamientos contra el coronavirus, hay un «riesgo alto» de que los gobiernos de los países más ricos y poderosos del mundo se pongan por delante de los países pobres, «como lo hicieron por otros suministros médicos esenciales, como equipos de protección personal y oxígeno», en el contexto de la pandemia.
Asimismo, ha alertado de que los países ricos y las grandes farmacéuticas, «impulsados por intereses nacionales o privados», podrían «evitar o retrasar» que la vacuna llegue a las personas más vulnerables.
«Vacunas, pruebas diagnósticas y tratamientos deberían distribuirse de acuerdo a la necesidad, no ser subastados al mejor postor», ha insistido el director ejecutivo interino de Oxfam Intermón, José María Vera.
«Necesitamos vacunas, tratamientos y pruebas seguras y sin patentes para que puedan producirse en masa en todo el mundo, y un plan claro y justo sobre cómo se distribuirán», ha agregado».
La ONG ha recordado que la Unión Europea ha propuesto la agrupación voluntaria de las patentes para vacunas, tratamientos y pruebas de coronavirus. Esto, si se hace obligatorio, garantizaría que todos los países pudieran producir o importar versiones de bajo coste de cualquier vacuna, tratamiento y prueba disponible, a juicio de Oxfam Intermón.
Propuestas
Así las cosas, la organización ha propuesto que el intercambio de conocimiento, datos y propiedad intelectual relacionado con la COVID-19 sea «obligatorio», además de que todos los fondos públicos que se destinen a esta causa estén condicionados a que los tratamientos y las vacunas queden libres de patentes y sean accesibles.
Además, ha pedido un «compromiso» para brindar capacidad mundial adicional de fabricación y distribución de vacunas con la financiación de los gobiernos de los países más ricos y un «plan de distribución equitativo y acordado a nivel mundial».
Por último, ha hecho un llamamiento a «arreglar» el sistema de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, ya que el actual sitúa a las ganancias de las farmacéuticas por encima de la salud de las personas, lo que significa que «muchas medicinas necesarias nunca se desarrollan y, las que lo hacen, con demasiada frecuencia están fuera del alcance de los países y las personas pobres».
«Proporcionar una vacuna asequible para todos requerirá una cooperación global sin precedentes. Los gobiernos deben (...) priorizar la salud de las personas en todas partes, por encima de patentes y ganancias de corporaciones farmacéuticas. Los gobiernos deben asegurarse de que nadie se quede atrás», ha zanjado Vera.