Estados Unidos alcanzó este viernes la cifra de 1.283.829 casos confirmados de COVID-19 y la de 77.178 fallecidos, de acuerdo al recuento independiente de la Universidad John Hopkins.
Este balance a las 20.00 hora local (01.00 GMT del sábado) es de 29.089 contagios más que hace 24 horas y de 1.635 nuevas muertes.
Han superado la enfermedad al menos 199.993 personas, por lo que quedan activos algo más de un millón de casos.
El estado de Nueva York se mantiene como el gran epicentro de la pandemia en Estados Unidos con 330.407 casos confirmados y 26.243 fallecidos. Solo en la ciudad de Nueva York han muerto 19.702 personas.
Al de Nueva York le siguen los estados de Nueva Jersey, con 135.840 casos confirmados y 8.960 fallecidos; Massachusetts, con 75.333 positivos por coronavirus y 4.702 muertos, e Illinois, que ha reportado 73.760 contagios y 3.241 decesos.
Otros estados con un gran número de fallecidos son Michigan con 4.399, Pensilvania con 3.715 y Connecticut con 2.874.
El balance provisional de fallecidos -77.126- sigue por debajo de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes; pero ha superado ya los cálculos más optimistas que hizo «a posteriori» el presidente, Donald Trump, de entre 50.000 y 60.000 fallecidos.
Desde entonces, sin embargo, Trump ha aumentado su pronóstico en varias ocasiones hasta reconocer este mismo viernes que la cifra probablemente estará entre 100.000 y 110.000.
El Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para comienzos de agosto la crisis habrá dejado más de 134.000 muertes en Estados Unidos.
Aunque el presidente del país ha defendido ir dejando atrás las medidas más estrictas de confinamiento, la pandemia ha llegado en las últimas 24 horas a la Casa Blanca con dos positivos confirmados.