El Reino Unido alcanzó un total de 20.319 fallecidos por la COVID-19 en los hospitales del país, informó este sábado el Ministerio de Sanidad.
Este país sumó otros 813 decesos por coronavirus en veinticuatro horas y se convierte así en el quinto del mundo -después de Estados Unidos, Italia, España y Francia- que supera esa cifra de fallecimientos por la enfermedad.
Ese número no contempla las muertes por COVID-19 ocurridas fuera de los centros médicos nacionales, como los decesos registrados en residencias de ancianos, lo que implica que la cifra real de fallecimientos es superior, en varios miles, a la divulgada.
La cifra de muertos contabilizados en un día es bastante superior a las registradas este viernes -684- y el jueves -616-, mientras que el número de test para detectar el virus concluidos este sábado a las 08.00 GMT fue de 640.792, según los nuevos datos.
El país rebasa los 20.000 muertos por la COVID-19 ante las crecientes presiones que afronta el Gobierno de Boris Johnson -aún convaleciente por el virus- en torno a las medidas impuestas para frenar su propagación.
El pasado mes, el asesor científico jefe del Ejecutivo, Patrick Vallance, indicó ante un comité parlamentario que se esperaba mantener la cifra de muertos por el virus por debajo de los 20.000, algo que no se ha podido lograr.
Estas cifras se conocen después de que Downing Street -residencia y despacho oficial del primer ministro- se viera forzado a explicar la presencia del principal asesor de Boris Johnson, Dominic Cummings, en reuniones del organismo científico que aconseja al Ejecutivo sobre su estrategia frente a la pandemia del coronavirus, el llamado Sage.
Esa nueva controversia se generó después de que el diario The Guardian revelara que el consejero del líder tory formó parte de la lista de personas que asistieron a un encuentro crucial celebrado por dicho grupo asesor científico para emergencias.
Paul Hunter, profesor de Medicina de la Universidad británica de East Anglia, no descartó este sábado que la cifra real de fallecidos doble a la divulgada, ya que los datos oficiales no incluyen las muertes registradas fuera de centros médicos nacionales.
Hunter anticipó, en declaraciones a medios locales, que el Reino Unido «sin duda tendrá una de las mayores tasas de muerte (por el virus) en Europa».
Ante este escenario, la ministra británica de Interior, Priti Patel, ha pedido a los ciudadanos que continúen «siguiendo el consejo (del Gobierno) de quedarse en casa, proteger el servicio público de sanidad y salvar vidas», mientras, ha asegurado, el Ejecutivo trabaja para poder «regresar a la normalidad» lo antes posible.
Por otro lado, el exministro de Economía Philip Hammond hizo este sábado otro llamamiento al Ejecutivo para que detalle cuáles son sus planes para comenzar a relajar las actuales medidas de confinamiento y reactivar la actividad económica.
Según sostuvo el diputado, el Reino Unido no puede «permitirse» esperar a que haya una vacuna contra el virus.
«La realidad es que tenemos que empezar a reabrir la economía, pero tenemos que hacerlo conviviendo con la COVID. No podemos esperar a que haya una vacuna y se produzca en cantidades suficientes para que llegue a toda la población. La economía no sobrevivirá tanto tiempo», advirtió.