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Estados Unidos propone una transición de emergencia en Venezuela sin Maduro ni Guaidó

El enviado especial de Estados Unidos para la crisis de Venezuela adelanta esta propuesta en un artículo. | Efe

| Madrid |

El Gobierno de Estados Unidos ha propuesto un Marco de Transición Democrática para Venezuela que plantea por primera vez no solo descartar al actual presidente, Nicolás Maduro, sino también al jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, con el objetivo de que pueda haber avances a corto plazo.

El enviado especial de Estados Unidos para la crisis de Venezuela, Elliott Abrams, ha publicado un artículo de opinión en el 'Wall Street Journal' en el que adelanta esta propuesta, con el objetivo de que Venezuela pueda superar el atolladero político en un momento clave por la expansión del coronavirus.

La propuesta estadounidense implica que, si bien ni Maduro ni Guaidó estarían en este gobierno de transición, el líder opositor sí mantendría el cargo de presidente de la Asamblea Nacional hasta la celebración de elecciones parlamentarias, que deberían tener lugar hacia final de año.

Abrams plantea que los «miembros electos de la Asamblea Nacional de ambos lados (oposición y 'chavismo') puedan crear un Consejo de Estado que sirva como gobierno de transición» con el fin de celebrar «elecciones presidenciales libres».

No obstante, ha subrayado que «la democracia no va solamente de elecciones», por lo que ha reclamado un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) y un nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ambos de carácter «independiente».

El enviado especial ha asegurado que «Estados Unidos no apoya a ningún partido político en concreto en Venezuela», por lo que ha prometido que la Administración de Donald Trump reconocer a los resultados de unas «lecciones libres, sin importar el partido que gane».

«Nosotros apoyamos una vuelta a la democracia y creemos que cada partido, incluido el partido del régimen, el PSUV, debe poder competir en condiciones de igualdad en unas elecciones libres. A lo que nos oponemos es al abuso del poder estatal que permite a un solo partido gobernar indefinidamente», defiende.

No obstante, Abrams subraya que «la democracia no va solamente de elecciones», de modo que reclama también un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) y un nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ambos de carácter «independiente», así como «una prensa libre e independiente».

Asimismo, exige «el fin de los injustos procesos que han llevado a decenas de miembros del Parlamento al exilio, a cuatro a prisión e impedido a muchos más competir por el cargo, incluido Guaidó.

El rol de los militares

Abrams apela a los militares --pilar del 'chavismo', primero con el propio Hugo Chávez y ahora con Maduro-- porque «jugarán un rol esencial en llevar un cambio pacífico y dar forma al futuro de Venezuela».

El enviado especial recuerda que «los soldados venezolanos, al igual que los agentes de Policía, están sufriendo como los civiles» porque «apenas se pueden permitir alimentar a sus familias y no se pueden permitir cuidados médicos o medicamentos».

A ello suma que «Venezuela se enfrenta a un gran desafío de seguridad por los narcotraficantes, los grupos terroristas y las bandas criminales y necesita unas fuerzas de seguridad que estén mejor pagadas, entrenadas y equipadas para asegurar las fronteras de la nación y mantener la paz».

«Los militares y policías deben abandonar el papel que el régimen de Maduro les ha diseñado para llevar a cabo la represión del pueblo venezolano» y deben «apoyar el Marco para la Transición Democrática, demanda.

Para empezar, les urge a «expulsar a los agentes de la Inteligencia cubana que les espían a ellos y a todos los ciudadanos y son el verdadero escudo del régimen» de Maduro.

Las sanciones

Por otro lado, se refiere a las sanciones dictadas por Estados Unidos contra Maduro y sus colaboradores, que esta semana han evolucionado directamente a una imputación penal contra el mandatario bolivariano y otros 14 'chavistas' por «narcoterrorismo».

Abrams defiende que «la presión estadounidense no ha privado a los venezolanos de comida o medicamentos», tal y como argumenta Miraflores, y esgrime que su objetivo es «privar al régimen de los ingresos que usa para la represión o para robar a través de una vasta corrupción para forzarle a celebrar elecciones presidenciales».

En este «nuevo camino hacia la democracia venezolana», el representante de la Casa Blanca afirma que Estados Unidos está dispuesto a «trabajar con todos los venezolanos y con otras naciones y levantar las sanciones cuando se den las condiciones necesarias», esto es, unas elecciones presidenciales «libres» y «el fin de la brutalidad y de la represión».

«Esperamos el día en que se hayan celebrado elecciones, haya un nuevo gobierno democrático y las sanciones puedan retirarse», declara, pero «hasta que este objetivo se haya alcanzado, nuestra presión aumentará», añade.

Abrams asevera que Estados Unidos está deseando restaurar la relación con Venezuela, entre otras cosas, para «ayudar a los migrantes y refugiados venezolanos que se han visto desplazados por la crisis a volver a su querido país».

Propuesta desempolvada

El propio Abrams reconoce que este Marco para la Transición Democrática en Venezuela no es del todo genuino, puesto que ya lo planteó la delegación opositora en las frustradas negociaciones de 2019 en Oslo y Barbados.

«En las negociaciones del año pasado, el equipo que representaba a Guaidó y a la Asamblea Nacional propuso este camino para avanzar hacia la restauración de la democracia en Venezuela», recuerda.

Entonces, la oposición ofreció al 'chavismo' que tanto Guaidó como Maduro dejaran sus cargos para dar paso a un gobierno de transición cuyos objetivos serían pactar soluciones para las acuciantes crisis económica y humanitaria y celebrar elecciones presidenciales creíbles para ambos bandos.

El proceso de Oslo y Barbados, el diálogo que más cerca ha estado de lograr un acuerdo de los seis intentados desde la muerte de Chávez en 2013, se rompió por una nueva tanda de sanciones estadounidenses, según justificó entonces el Gobierno. Sin embargo, Abrams asegura que «Maduro nunca ha negociado de buena fe sobre ese tema central» que son unas verdaderas elecciones presidenciales.

La actual crisis política se debe, precisamente, a la controversia por los comicios de 2018. La oposición decidió no participar después de que el CNE inhabilitara a los principales partidos y dirigentes. Maduro, que aún así rivalizó con otros dos candidatos, se proclamó vencedor pero ni la oposición ni buena parte de la comunidad internacional reconocieron los resultados por considerar que fue un proceso fraudulento.

El 23 de enero de 2019, Guaidó escribió un nuevo capítulo de la crisis venezolana al proclamarse «presidente encargado» del país para impedir que Maduro completara un segundo mandato de seis años. Estados Unidos, la mayoría de los países latinoamericanos y muchos europeos, incluido España, le reconocen como tal, aunque el líder 'chavista' retiene importantes apoyos, como Rusia, China o Turquía, además de los tradicionales de Cuba o Nicaragua.

El objetivo declarado de Guaidó era derrocar a Maduro para desatar una transición democrática que culminara con unas elecciones presidenciales, pero según reconoció él mismo al cumplir su primer año como «presidente encargado», no ha alcanzado la meta fijada.

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