En plena crisis del coronavirus a escala mundial, las autoridades sanitarias recuerdan que cada año mueren en el globo entre 290.000 y 650.000 personas como consecuencia de las complicaciones respiratorias relacionadas con la gripe.
Estos datos se recogen en la memoria de la Estrategia Mundial contra la Gripe 2019-2030 aprobada recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), un documento que recoge líneas de actuación sobre una enfermedad que cada año afecta en el mundo a cerca de 1.000 millones de personas, de los cuales entre 3 y 5 millones son casos graves.
Entre los objetivos de la OMS en esta cuestión destaca la prevención de la gripe estacional y evitar que la enfermedad se propague de los animales a los seres humanos, así como prepararse para la próxima pandemia de gripe.
El Director General de la organización, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, señala en este sentido que «la amenaza de una pandemia de gripe sigue presente. El riesgo de que un nuevo virus de la gripe se propague de los animales a los seres humanos y cause una pandemia es constante y real. La cuestión no es saber si habrá una nueva pandemia de gripe, sino cuándo ocurrirá. Debemos mantener la vigilancia y prepararnos, porque el costo de una gran epidemia será muy superior al de la prevención».
Para la OMS, la gripe continúa siendo una de las mayores amenazas para la salud pública mundial, y entre las recomendaciones la que prima es la de administrarse la vacuna cada año, sobre todo en el caso de las personas con mayor riesgo de sufrir complicaciones graves de la enfermedad y los trabajadores sanitarios.
Según el doctor Tedros, «gracias a las alianzas y a las medidas adoptadas por los países en los últimos años, el mundo nunca había estado tan preparado para la próxima epidemia. Sin embargo, todavía no estamos suficientemente preparados», haciendo hincapié en la necesidad de dotar a los sistemas sanitarios de recursos a todos los niveles para gestionar adecuadamente estas crisis, y permitir en cada periodo estacional salvar cuantas más vidas sea posible.
Además, remarca que el apoyo a los países para potenciar su capacidad de lucha contra la gripe rendirá beneficios indirectos desde la perspectiva más amplia de la detección de las infecciones, ya que permitirá detectar con mayor eficacia otras enfermedades infecciosas como el ébola y el síndrome respiratorio de Oriente Medio causado por coronavirus (MERS-CoV).