Estados Unidos y los talibanes firmaron este sábado un histórico acuerdo de paz en la capital catarí en presencia de observadores internacionales y dignatarios de diversos países, entre ellos los ministros de Exteriores de Turquía y Pakistán, además de una amplia delegación insurgente.
El pacto fue firmado por el representante especial de Estados Unidos para la paz, Zalmay Khalilzad, y el líder talibán, mulá Abdul Ghani Baradar.
Ambos representantes se fundieron posteriormente en un apretón de manos y la sala de la ceremonia en un lujoso hotel de Catar, con una nutrida presencia de talibanes, gritó «Alá es grande».
Antes de la firma pronunciaron un breve discurso el jefe de la diplomacia catarí, Mohamed bin Abdulrahman al Zani, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, y Ghani Baradar.
Pompeo, que llegó este sábado a Doha para participar en el histórico evento, afirmó que lo logrado hasta el momento «no es perfecto, pero los talibanes han demostrado que pueden ser pacíficos cuando quieren».
Anoche concluyó una semana de reducción de la violencia de los talibanes en Afganistán, una de las condiciones de Washington para la firma del acuerdo y una prueba de buena voluntad por parte de los insurgentes.
«Habrá tentaciones de declarar la victoria», advirtió Pompeo, pero «la victoria para EE.UU. será cuando sus ciudadanos no tengan que temer ya ninguna amenaza de ataque desde Afganistán».
Por su parte, el firmante talibán destacó este evento de «histórico» y alabó las «negociaciones exitosas» entre su grupo y EE.UU., asegurando que «el acuerdo también es bueno para la comunidad internacional».
Los talibanes dieron comienzo al proceso para llegar hasta aquí en febrero de 2018, cuando su oficina política en Doha urgió a Washington a tomar parte en un diálogo «directo» después de años de negativas.
En octubre de ese mismo año, Khalilzad y líderes de los insurgentes mantuvieron la primera de más de una decena de rondas de diálogo en Catar.
El pasado septiembre, el presidente de EE.UU., Donald Trump, canceló abruptamente los encuentros en respuesta a un atentado en Kabul en el que murió un estadounidense, si bien el proceso se retomó a finales de noviembre tras una visita del dirigente a Afganistán.
Finalmente, el 22 de febrero de 2020 los talibanes implementaron una reducción de la violencia durante siete días, que han trascurrido sin graves incidentes.