El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha tildado este jueves de «intento de golpe» contra él los cargos por corrupción anunciados por el fiscal general del país, Avichai Mandelblit.
«Estamos presenciando un intento de llevar a cabo una revolución legal. Es un proceso contaminado por intereses extranjeros con el objetivo de derrocar a un primer ministro derechista», ha dicho, según ha informado el diario israelí 'Haaretz'.
«Esto es lo que llaman una investigación personal. Una investigación personal con esteroides», ha señalado, antes de defender que «ha dedicado su vida al Estado».
Así, ha subrayado que «es un día triste» y que «uno tiene que estar ciego para no ver que algo malo está pasando en el sistema legal», tal y como ha recogido el diario 'The Times of Israel'. En este sentido, ha pedido «investigar a los investigadores» por lo que ha descrito como «casos infectados».
Por otra parte, Netanyahu ha criticado el momento del anuncio y ha destacado que «se trata del momento más sensible desde el punto de vista político desde el establecimiento del Estado».
El primer ministro ha denunciado que «están derramando su sangre y la de su esposa y sus hijos» y ha recalcado que «no permitirá que ganen las mentiras». «Seguiré liderando este país, según la letra de la ley», ha zanjado.
Las palabras de Netanyahu han llegado en una declaración pública horas después de que Mandelblit anunciara su decisión de imputarle por sobornos, fraude y violación de la confianza, tras cuatro días de vistas sobre el caso celebradas en octubre.
El fiscal general ha dicho que «se trata de un día difícil, pero es un día importante», antes de argumentar que su decisión está fundamentada en su creencia de que la democracia israelí no debe tolerar la corrupción y la violación de la confianza.
La decisión de Mandelblit ha sido anunciada tras cerca de tres años de investigaciones y supone la primera ocasión en la historia del país en la que un fiscal general anuncia la imputación de un primer ministro en ejercicio.
Así, ha llegado un día después de que el líder del partido opositor Azul y Blanco, Benjamin Gantz, devolviera el mandato al presidente, Reuven Rivlin, tras no lograr un acuerdo para formar una coalición, lo que acerca al país a unas terceras elecciones en menos de un año.