Un diplomático estadounidense que se ha convertido en testigo clave de una investigación sobre juicio político del Congreso dijo el miércoles que trabajó con Rudy Giuliani, el abogado personal del presidente Donald Trump, en los asuntos de Ucrania «siguiendo órdenes» del líder republicano, lo que avivó una polémica que amenaza su mandato.
Gordon Sondland, embajador estadounidense ante la Unión Europea, dijo a una comisión de investigación del Congreso que los esfuerzos de Giuliani por presionar al presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, para que realizara pesquisas en torno a rivales políticos de Trump «eran una condición para pactar una invitación a la Casa Blanca» al líder ucraniano.
Sondland, un acaudalado empresario hotelero y donante de campaña de Trump, dijo que el secretario de Estado, Mike Pompeo, estaba informado y «respaldaba totalmente» los tratos con Ucrania, lo que apuntó a una figura específica en el Gobierno sobre la política exterior estadounidense en cuanto a la ex república soviética.
Pompeo, un aliado cercano a Trump, se ha mostrado renuente a defender a testigos del Departamento de Estado que han sido criticados por Trump y otros republicanos por la controversia sobre Ucrania.
Sondland compareció el miércoles ante la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que lleva adelante la investigación sobre juicio político. El diplomático testificó que Trump le ordenó a él y a otros dos funcionarios trabajar con Giuliani, quien se ha rehusado a cooperar con la investigación legislativa.
En ese momento, Giuliani trabajaba con Ucrania para que llevara adelante investigaciones que beneficiaran a Trump políticamente. «No queríamos trabajar con el señor Guiliani. Pero en palabras simples, tuvimos que hacerlo. Entendimos que si nos rehusábamos a trabajar con el señor Guiliani perderíamos una oportunidad importante de cimentar las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania. Así que seguimos las órdenes del presidente», declaró Sondland.
La investigación está enfocada en un llamado telefónico del 25 de julio en el que Trump pidió a Zelenskiy que llevara adelante dos pesquisas que lo beneficiarían políticamente, entre ellas una vinculada a su rival demócrata Joe Biden.
La otra pesquisa aludía a una teoría conspirativa apoyada por aliados de Trump -que ya ha sido desechada- que decía que Ucrania, y no Rusia, interfirió en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.