El huracán Dorian, que causó al menos 43 muertos en Bahamas esta semana, mantiene vientos máximos sostenidos de 140 kilómetros por hora y amenaza este fin de semana con manifestarse, con condiciones de ciclón, en Nueva Escocia (Canadá), informó el Centro Nacional estadounidense de Huracanes (NHC, en sus siglas en inglés).
Dorian se desplaza hacia el noreste a 41 kilómetros/hora y se encuentra a 230 kilómetros al sureste de Nantucket (Massachusetts, EE.UU.) y a 500 al sureste de la ciudad de Halifax (Canadá).
El NHC prevé vientos de tormenta tropical en partes del sureste de Masschusetts y condiciones de huracán en Nueva Escocia.
El ciclón, con categoría 1 en la escala Saffir-Simpson de un total de 5, mantendrá hasta el domingo su desplazamiento hacia el noreste, según el NHC, con sede en Miami.
La agencia estima que más tarde, este sábado o el domingo, el centro de Dorian debería pasar al sureste del extremo suroriental de Nueva Inglaterra y luego desplazarse a través de Nueva Escocia y Terranova.
A Dorian lo acompañan este sábado en el Atlántico la tormenta tropical Gabrielle y una depresión tropical.
Se espera un fortalecimiento este sábado de Gabrielle, al desplazarse hacia el noroeste a 28 kilómetros con vientos máximos sostenidos de 85 kilómetros/hora.
Está situada a unos 1.590 kilómetros al oeste suroeste de Azores.
Esta temporada en el Atlántico se prevén de diez a diecisiete tormentas tropicales con nombre, es decir con vientos superiores a 63 kilómetros/hora y de ellas cinco a nueve huracanes, con vientos de 120 kilómetros/hora, según la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA).
Se trata de una temporada con un 45 % de probabilidades de una actividad «por encima de lo normal», que es de doce tormentas con nombre, de las cuales seis se convierten en huracanes, de ellos tres importantes.
En lo que va de la actual temporada de huracanes, que comenzó en junio pasado, se han registrado las tormentas tropicales, Chantal, Andrea, Erin, Fernand y Barry, que se convirtió en huracán en julio poco antes de tocar tierra en Luisiana, donde ocasionó cuantiosos daños materiales, pero ninguna víctima mortal directa.