La guerra comercial pasó factura a la economía alemana en el segundo trimestre, que se contrajo un 0,1 % arrastrada por el derrumbe de las exportaciones y la producción industrial, sus dos grandes pilares. La Oficina Federal de Estadística (Destatis) puso números ayer a un revés del producto interior bruto (PIB) que ya habían anticipado la mayoría de analistas a la luz de los últimos indicadores, todos en rojo, de la mayor economía europea.
Se trata del segundo trimestre (no consecutivo) en apenas doce meses en el que Alemania decrece. En el tercero del año pasado se contrajo un 0,2 % y luego cerró el año plano, esquivando por la mínima la recesión técnica. Entre enero y marzo, sin embargo, creció un 0,4 %.
Sector exterior
En términos interanuales, el crecimiento del PIB fue un magro 0,4 %. «El sector exterior frenó la evolución del crecimiento económico, porque las exportaciones retrocedieron más que las importaciones frente al trimestre anterior», explicó Destatis en un comunicado.
La demanda interna de familias y empresas, el gasto público y el sector de la construcción repuntaron entre abril y junio, pero no lo suficiente como para compensar el parón del sector exterior y la industria.
Los expertos coinciden en señalar además que las perspectivas son poco halagüeñas. «La nueva escalada de la guerra comercial entre EEUU y China (...) y la mayor probabilidad de un ‘brexit' sin acuerdo impactan sobre un crecimiento económico de por sí debilitado», explicó el presidente del Centro para la Investigación Económica Europea (ZEW), Achim Wambach.
Además, pronosticó que «la evolución de las exportaciones y de la producción industrial va a seguir empeorando». En junio la producción industrial ya cayó un 5,2 % en términos interanuales, el mayor descenso en una década, y las exportaciones cedieron un 8 %, el mayor desplome en tres años.
Sebastian Dullien, director del Instituto de Macroeconomía e Investigación Económica (IMK), alertó de que el riesgo de recesión «ha vuelto a elevarse».