Mohamed Rafiq es un abuelo de 65 años que, con la ayuda de algunos hombres más, detuvo a puñetazos el intento de ataque terrorista contra una mezquita en Noruega, convirtiéndose en un héroe.
Su historia ha llamado la atención de los medios de comunicación de todo el mundo, en los que ha narrado cómo se desarrolló el asalto al centro religioso por parte de Philip Manshaus, un joven de 21 años que previamente habría asesinado a su hermanastra cuatro años menor, de origen chino y adoptada.
Los testigos apuntaron a Rafiq como responsable de que el hombre armado no perpetrara una matanza en la mezquita. Tal y como refleja la cara del asaltante, los fieles la emprendieron a golpes y puñetazos contra él, lo redujeron y lo mantuvieron retenido hasta la llegada de la Policía.
El joven noruego irrumpió en el Centro Islámico al-Noor en Bærum, a las afueras de Oslo el pasado sábado, llevando una cámara instalada en su casco con la que filmó el ataque, informó este lunes la policía noruega.
La policía rechazó en rueda de prensa comentar el contenido de la grabación, pero dijo que le ha proporcionado «pruebas importantes» del ataque cometido por el joven y contra el que un tribunal de Oslo dictó este lunes cuatro semanas de prisión preventiva, las dos primeras en aislamiento.
Según medios noruegos, Manshaus publicó antes del tiroteo un mensaje en redes sociales elogiando al autor de los recientes ataques contra dos mezquitas en Christchurch (Nueva Zelanda), en el que murieron 49 personas, y que transmitió en directo la matanza gracias a una cámara en su casco.
Manshaus es sospechoso del homicidio de su hermanastra, de intento de homicidio y de terrorismo, por el ataque en la mezquita, que se saldó sin heridos.
La policía cree que mató primero a la joven en el piso que compartían en Bærum y luego se desplazó en coche al centro islámico en el mismo municipio del extrarradio de la capital. Allí rompió el vidrio de una puerta lateral y empezó a disparar, pero fue reducido por Rafiq y otras personas que se encontraban en el interior de la mezquita.
El sospechoso rechazó los cargos en una comparecencia a puerta cerrada en la que se negó a declarar, como ha hecho hasta ahora con la policía, y en la que pidió que lo dejaran libre.
El joven, con el rostro lleno de moratones y marcas por el forcejeo en la mezquita, accedió no obstante a ser fotografiado a su llegada al tribunal por los medios, a los que dedicó una sonrisa.
La policía noruega lo había imputado inicialmente por homicidio e intento de homicidio, pero anunció que investigaba el tiroteo como un episodio de terrorismo y finalmente ha incluido ese cargo, al constatar sus ideas ultraderechistas en redes sociales.
Natural de Bærum, Manshaus pertenece a una familia adinerada, vivía con su hermanastra y carece de antecedentes, pero fue objeto de interés policial hace un año por su actividad en internet, confirmó el jefe de los servicios de inteligencia noruegos (PST), Hans Sverre Sjøvold.
El PST recibió una alerta «vaga» sobre Manshaus por sus opiniones extremas, pero tras analizarla se concluyó que no había base para continuar la investigación y que nada apuntaba a que estuviera preparando un acto terrorista.
«Todos los días recibimos avisos de ese tipo», se disculpó Sjøvold, que reveló que desde mayo pasado el PST ha detectado una evolución negativa en el ambiente de ultraderecha noruego por las recientes masacres cometidas por supremacistas en varios países.
La familia de Manshaus ha condenado el ataque y mostrado su «alivio» por que no hubiera víctimas, agradeciendo las condolencias de la comunidad musulmana local por la muerte de la joven.
Las autoridades han aumentado la seguridad, sobre todo en Oslo, donde se ha decidido que todos los policías vayan armados. Noruega vivió en julio de 2011 el mayor atentado en su historia reciente, un ataque doble protagonizado por el ultraderechista Anders Behring Breivik, en el que murieron 77 personas.