El emperador Akihito dijo este martes que se siente «afortunado» de haber desarrollado sus funciones «con un profundo sentido de confianza y de respeto hacia el pueblo», en sus últimas palabras en el cargo pronunciadas en su ceremonia de abdicación.
«Hoy concluyo mis funciones como emperador», dijo el emperador de Japón al inicio de su breve intervención durante el acto, celebrado este martes en el Palacio Imperial ante 294 participantes, incluyendo representantes de la familia real y de los tres poderes del Estado.
Tras dar las gracias por sus palabras al primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien le precedió en la ceremonia, quiso agradecer también al pueblo nipón «por apoyarle y aceptarle en su papel como símbolo del Estado».
Akihito, de 85 años, se dirigió de este modo a los presentes en la ceremonia de abdicación, de poco más de diez minutos de duración y celebrada en el Salón Pino, el mayor y de más altura del Palacio Imperial de Tokio.
Antes de su intervención, los chambelanes presentaron dos de los Tres Tesoros Sagrados que Akihito ha custodiado durante sus tres décadas en el trono y que simbolizan el poder del cargo, además de los sellos imperiales empleados para firmar documentos oficiales.
El acto concluyó al abandonar la sala Akihito, acompañado por los chambelanes que portaban los cofres con los Tesoros Sagrados, y seguido por Michiko y los otros miembros adultos de la familia imperial.
Según marca el protocolo imperial nipón, Akihito continuará siendo emperador hasta la medianoche de hoy, mientras que la proclamación de su primogénito y príncipe heredero, Naruhito, tendrá lugar este miércoles a partir de las 10.30 hora local (01.30 GMT).
Akihito anunció en agosto de 2016 que su edad y problemas de salud le impedían cumplir cabalmente sus funciones como emperador.
Ese anuncio por televisión dio paso a una serie de decisiones políticas para su abdicación, una posibilidad que no estaba contemplada en el esquema legal entonces vigente, hasta que fue aprobada una ley específica en ese sentido.