El presidente de Sudán, Omar al Bashir, fue derrocado este jueves por el Ejército de su país poniendo fin a un Gobierno de 30 años que no ha podido superar la presión en las calles de las protestas que comenzaron hace cuatro meses y que en los últimos días llevaron a los militares a colocarse del lado de los manifestantes.
Al Bashir comenzó el jueves como presidente de Sudán, pero desde muy temprano, cuando el Ejército anunció que daría un importante mensaje a la nación, todo el mundo sabía que sus horas estaban contadas.
Las Fuerzas Armadas sudanesas decidieron en la madrugada del pasado domingo que la represión de los cuerpos de seguridad había llegado ya demasiado lejos y se puso del lado de los manifestantes, que dos días antes habían acampado en los alrededores del principal complejo militar de Jartum para pedir su apoyo.
El ministro de Defensa de Sudán, el general Awad Ibn Auf, anunció hoy que Al Bashir está detenido «en un lugar seguro» y que las Fuerzas Armadas han decidido comenzar un Gobierno transitorio de dos años.
A la esperar de conocer los términos de esa junta militar, denominada Consejo Militar Transitorio, el ministro anunció la suspensión de la Constitución de 2005 y la disolución de la Presidencia, el Parlamento, el Consejo de Ministros y los gobiernos regionales.
En esos dos años «se preparará el ambiente para la transición pacífica de la autoridad», dijo Auf, quien afirmó que eso incluye el establecimiento de partidos políticos, la organización de «elecciones honestas» y la redacción de una «Constitución permanente».
Asimismo, se ha ordenado la liberación «inmediata» de todos los presos políticos, el estado de emergencia durante tres meses y un toque de queda que se extenderá un mes y que estará en vigor desde horas de la noche hasta la madrugada.
El espacio aéreo permanecerá cerrado en las próximas 24 horas, lo mismo que los pasos fronterizos, en este caso «hasta nuevo aviso», indicó.
En su pronunciamiento, el ministro criticó la «corrupción del régimen» y las «promesas mentirosas» que agotaron la paciencia de los sudaneses, que protestan en las calles desde mediados de diciembre contra Al Bashir.
En las inmediaciones del cuartel general que en los últimos días ha servido de epicentro de la protesta, miles de personas celebraban el fin de Al Bashir, entre dulces, dátiles y bebidas gaseosas.
Algunos incluso han llevado un cordero, lo degollaron y lo asaron a la espera de que se produzca la salida de los presos.
Sin embargo, las Fuerzas de la Libertad del Cambio de Sudán, una plataforma que aglutina a partidos y grupos opositores, afirmaron que el «régimen» ha dado un «golpe militar» para mantenerse en el poder tras deponer al presidente Al Bashir.
«Las autoridades del régimen han dado un golpe militar para reproducir las mismas caras e instituciones contra las que el gran pueblo hizo una revolución», dijo el grupo en un comunicado publicado por la Asociación de Profesionales, miembro de este movimiento.
El grupo opositor rechazó el comunicado «golpista del régimen» leído minutos antes y afirmó: «los que destruyeron el país y mataron a nuestro pueblo intentan robar todas las gotas de sangre y sudor derramadas por el pueblo sudanés en su revolución».
Los opositores han llamado al pueblo a que se mantenga concentrado ante el cuartel general de las Fuerzas Armadas y «en todas las regiones y las calles de la ciudades sudanesas» hasta que el poder sea entregado a «un gobierno transitorio civil que represente a la fuerza revolucionaria».
En otro comunicado, la Asociación de Profesionales se dirige a los oficiales, suboficiales y soldados de las Fuerzas Armadas que se «inclinaron hacia el pueblo» a que se mantengan firmes.
«Confiamos en que estéis del lado del pueblo, por la patria y para que las Fuerzas Armadas secuestradas vuelvan a la normalidad y sean las Fuerzas Armadas del pueblo», se indica en el comunicado.
Hasan Abdalá, un comerciante de 40 años, aseguró a Efe en el lugar de la acampada que Al Bashir se ha marchado pero su régimen permanece y consideró que el consejo militar que ha asumido el poder durante dos años es «una nueva copia» del régimen porque integra a líderes de los aparatos de seguridad que han defendido a Al Bashir.
Por ello, aseguró, seguirá acampando en contra de esa junta militar.