Una familia canadiense volvía a casa, el día 31 de marzo, después de unas vacaciones en Florida. En un momento dado, un agente fronterizo paró a los Drapeau para que su vehículo pasase una inspección rutinaria.
Mientras el funcionario realizaba el registro halló algo que no esperaba: un cadáver, el del padre. Una ambulancia se trasladó al lugar en pocos minutos y solo pudo certificar la muerte del hombre de 87 años. El cuerpo no presentaba señales de violencia pero hubo varios indicios que les permitieron saber que había fallecido al menos un día antes.
Según Le Journal de Montréal, la esposa y el hijo del fallecido explicaron que «Fernand Drapeau comenzó a sentirse mal al principio del viaje de vuelta a casa (el trayecto total fue de unos 2.500 kilómetros) y falleció más adelante por un ataque cardíaco». En ese momento, decidieron continuar el viaje por el «alto coste de la hospitalización en suelo estadounidense y por los trámites burocráticos que hubieran tenido que realizar para repatriar el cuerpo». Ahora se tiene que clarar el momento exacto en el que ocurrió la defunción.
Ambos pueden enfrentarse a un delito de negligencia y a otro de traslado de cadáver en vehículo no autorizado. El agente fronterizo, que explicó que era la primera vez que veían «algo así», ha recibido unos días de descanso y puede que solicite apoyo psicológico.