El terrorista bangladesí armado con una pistola que este domingo intentó secuestrar un avión, el cual tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el sureste de Bangladesh, murió a causa de las heridas sufridas durante la operación, mientras los pasajeros y la tripulación a bordo pudieron abandonar sin daños el aparato.
«La operación de un comando militar ha logrado derrotar al secuestrador y la situación está bajo completo control del Ejército», aseguró el portavoz de las Fuerzas Armadas de Bangladesh, coronel Abdullah Ibne Zayed.
El avión, de la aerolínea nacional Biman Bangladesh Airlines con 134 pasajeros y 14 tripulantes a bordo, había partido de Dacca a primera hora de la tarde con dirección a Dubai, aunque antes debía hacer escala en el aeropuerto de Chittagong, en el sureste del país.
Sin embargo, en pleno vuelo, el piloto dio la voz de alarma a las autoridades aeroportuarias e informó de que el aparato había sido «secuestrado», lo que desencadenó un operativo militar, explicó en una rueda de prensa el comandante del Ejército en Chittagong, el mayor general Matiur Rahman.
Tras el aterrizaje de emergencia, los pasajeros y la tripulación abandonaron a salvo el avión, en cuyo interior solo quedó el secuestrador, «de unos 25 o 26 años» y armado «únicamente con una pistola», detalló el mayor general Rahman.
Poco antes, en una rueda de prensa en Dacca, el presidente de la Autoridad de Aviación Civil de Bangladesh, M. Naim Hassan, había indicado que el secuestrador, de nacionalidad bangladesí, llevaba también «una bomba atada a su cuerpo», extremo que finalmente fue desmentido.
Tras aterrizar, el avión fue rodeado por comandos de las fuerzas especiales del Ejército, según pudo verse en las imágenes emitidas por televisiones locales.
«Nuestros comandos le pidieron inicialmente que se rindiera, pero se optó por actuar, ya que rechazó la petición e intentó atacar. El secuestrador resultó herido y después supimos que había muerto», detalló el mayor general Rahman.
Según el comandante regional, previamente el secuestrador, que se identificó por el nombre de Mahadi, había demandado «hablar con la honorable primera ministra (Sheikh Hasina) y con su esposa».
«Pero no existía la posibilidad de hablar más, ya que queríamos terminar el secuestro lo más rápido posible (...) En ocho minutos completamos la operación», concluyó Rahman.
Hace dos años, Bangladesh recibió el primer aviso de que un atentado de este tipo podía producirse.
La Policía de Bangladesh arrestó en 2017 a un piloto de Biman Bangladesh Airlines acusado de un complot con varios islamistas radicales para secuestrar o estrellar un avión.
Esa detención tuvo lugar un año después del peor ataque yihadista ocurrido hasta ahora en Bangladesh, el cometido contra el restaurante Holey Artisan en Dacca en julio de 2016, en el que murieron veintidós personas, en su mayoría extranjeras.
El ataque al restaurante se prolongó durante doce horas y finalizó con la muerte de veintidós personas -entre ellas diecisiete rehenes extranjeros (nueve italianos, siete japoneses y una india), a los que asesinaron a machetazos después de torturarlos por no recitar el Corán- así como de los asaltantes.
Los atacantes reivindicaron la acción en nombre del grupo yihadista Estado Islámico (EI), aunque el Gobierno desestimó la presencia del grupo en el país y atribuyó esta acción a una facción de la organización extremista bangladesí Jamaatul Muyahideen Bangladesh (JMB).
Entre 2013 y 2016, Bangladesh sufrió una ola de ataques de corte islamista con asesinatos de miembros de minorías religiosas, extranjeros, activistas homosexuales, intelectuales y blogueros laicos críticos con el integrismo.