Silvio Berlusconi no aprende. Il cavaliere provocó una escena cuanto menos curiosa que ha encendido una fuerte polémica en Italia al piropear frente a los micrófonos con su estilo ya conocido a una chica joven, sin saber que justo delante estaba su padre y coordinador regional de su formación en el Valle de Aosta.
El exabrupto se produjo al final de un acto público cuando Massimo Lattanzi entrega al líder de su partido un cuadro pintado por una artista y candidata local y una figura de cerámica típica del lugar. Ni corto ni perezoso el exprimer ministro apunta: ¿Puedo elegir? Yo la prefiero a ella.
Su elección no era otra que la chica que portaba los presentes para su líder, quien tal vez imaginándose en manos de Berlusconi abre mucho los ojos de forma expresiva.
Lattanzi reacciona rápido. Tal vez ya se temiera lo peor y estaba apercibido. Así le sale: «Es mi hija. Tienes buen gusto», manifiesta, tratando de relajar el ambiente entre las risas de los presentes.
Berlusconi, que jamás se arruga, sonrió y se encaminó de nuevo a los micrófonos. Dijo que tiene que innovar con cosas como esta para aparentar «que todavía somos jóvenes». Lo cierto es que siempre da que hablar, y casi nunca por su política.