«Voy de fiesta, bebo y como cerdo», asegura el español de 20 años acusado de haberse unido a combatientes del Estado Islámico (EI) en Filipinas. Se declara inocente, dice no ser musulmán y acusa a los militares de un montaje que le podría costar la cadena perpetua.
Abdelhakim Labidi Adib fue arrestado hace diez días en la conflictiva isla de Basilan, feudo del grupo yihadista Abu Sayyaf en la región de Mindanao, en el sur del país, con dos granadas de mano y un explosivo casero en su mochila, según la versión de las Fuerzas Armadas.
«Dicen que han encontrado una mochila con tales artefactos, pero no es mía», afirmó el joven nacido y criado en Madrid en una entrevista con Efe tras presentar su declaración jurada en la sede del Departamento de Justicia de Manila, donde acudió esposado bajo la custodia de dos soldados.
Los militares le señalan como «simpatizante» de Abu Sayyaf -organización que busca crear una provincia del califato del EI en el Sudeste de Asia- y han pedido al fiscal que presente cargos contra él por tenencia de explosivos, delito castigado con hasta cadena perpetua en Filipinas.
«Yo desde siempre he sido ateo» relata Labidi, de raíces familiares tunecinas, que llegó en octubre a Filipinas «para pasar unas buenas vacaciones», por lo que se dirigió a Mindanao y residió temporalmente en las ciudades de Davao y Cagayan de Oro.
En esta última, explica, «conocí a una persona en la que confié y le seguí hasta llegar a Basilan», una isla alejada de toda ruta turística por la alta presencia de la milicia yihadista que ha secuestrado y decapitado a varios locales y extranjeros en los últimos años.
«Cuando llegué allí me di cuenta de que era gente peligrosa», continuó el joven, que al emprender el camino de vuelta se topó con «unas personas armadas vestidas de civiles que me pararon, me vendaron los ojos y me hicieron este montaje», en referencia al Ejército.
Según el sospechoso existen pruebas que demuestran su inocencia y confía en que «se van a revelar lo antes posible. Son unas imágenes que muestran mi verdadera mochila, y otras imágenes en redes sociales en las que aparece la misma mochila», asevera.
En su declaración, acompañada con fotos, alega que la mochila cargada de explosivos que le atribuyen los militares es nueva y aún conserva las etiquetas, algo inusual teniendo en cuenta que venía de pasar semanas en la selva.
«También tengo fotos en discotecas, de fiesta, comiendo cerdo y bebiendo», apuntó, para insistir en que no practica el Islam.
El fiscal tiene un plazo máximo de 60 días para decidir si presenta cargos o no contra Labidi, el primer español detenido por presuntos vínculos con uno de los grupos yihadistas fieles al EI que operan en Mindanao y que ha acaparado una gran atención mediática en Filipinas.
Este joven, que portaba un DNI con dirección en Madrid caducado en 2016, asegura que vivió durante su época de estudiante en España y Francia, donde completó la educación secundaria.
Más recientemente se asentó en Suiza, donde tenía un permiso de trabajo y desempeñaba empleos temporales, mientras su familia cercana (padre y dos hermanas) viven en Alemania.