El Gobierno de Afganistán elevó este domingo a 103 el número de muertos y a 235 el de heridos en el atentado perpetrado el sábado por los talibanes con una ambulancia bomba en una céntrica zona de Kabul en la que se encuentra la antigua sede del Ministerio del Interior.
«Las cifras de que disponemos muestran que el número de muertos ayer era 95, desafortunadamente varios heridos críticos han perdido sus vidas y ahora el número de fallecidos es 103 y el número de heridos 235», indicó en rueda de prensa el ministro del Interior afgano, Wais Ahmad Barmak.
El ministro explicó que la cifra de heridos incluye a todos los que tuvieron atención hospitalaria tanto los leves como los graves.
Barmak precisó que entre los heridos hay 35 policías, pero prefirió no desvelar el número de miembros de ese cuerpo que perecieron el sábado.
Dijo que algunos de los cuerpos de los fallecidos han quedado imposibles de reconocer y se está trabajando en su identificación.
Un suicida hizo detonar ayer una ambulancia llena de explosivos en la parte exterior de la antigua sede del Ministerio del Interior afgano, donde aún operan algunas dependencias oficiales y que está situada en una zona de gran actividad con comercios y mercados, en un ataque reivindicado por los talibanes.
El jefe de la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), Tadamichi Yamamoto, calificó el ataque de «atrocidad» y dijo que el uso de un vehículo con emblemas médicos y camuflado como una ambulancia supone una «violación del derecho humanitario internacional».
El atentado se produjo justo una semana después de otro ataque contra civiles en el Hotel Intercontinental de la capital afgana, un asalto perpetrado por seis talibanes en el que fallecieron más de una veintena de personas, 14 de ellos extranjeros.
De acuerdo con la UNAMA, el conflicto afgano se cobró la vida de 3.498 civiles y causó 7.920 heridos en 2016.
Durante los nueve primeros meses de 2017 se ha registrado una reducción del 6 % con relación al mismo periodo del año anterior, con 2.640 fallecidos y 5.379 heridos, según la UNAMA, que también señaló que cada vez pierden la vida más civiles en enfrentamientos de los actores armados sobre el terreno.
Afganistán atraviesa una de sus etapas más sangrientas tras el final de la misión militar de la OTAN, que continúa en el país en tareas de adiestramiento y capacitación de las fuerzas afganas.