La explosión de este viernes de un artefacto de fabricación casera en un tren del metro de Londres, que causó heridas a 22 personas, es investigada como acto «terrorista», aunque las autoridades no han elevado el nivel de amenaza, que se mantiene en «grave».
La deflagración se produjo sobre las 07.20 GMT en un vagón de un tren en la estación Parsons Green, al suroeste de Londres, en el tramo exterior de la línea District, cuando estaba repleta de pasajeros que acudían a su trabajo en el centro de la ciudad.
Tras la confusión inicial, Scotland Yard confirmó que investigaba el incidente como acto terrorista, si bien no pudo decir si ha sido responsabilidad de radicales islámicos o de la extrema derecha.
La explosión provocó heridas leves a los 22 pasajeros hospitalizados, en su mayoría por quemaduras o por los golpes sufridos cuando trataban de salir corriendo de la estación.
Los responsables del transporte cerraron un tramo de la línea District, entre las estaciones de Wimbledon y Earls Court, mientras la Policía observa las imágenes de las cámaras de seguridad.
Según las fotos divulgadas por los medios, el artefacto estaba en un cubo blanco dentro de una bolsa de un supermercado y al parecer tenía un detonador pero no llegó a explotar en su totalidad, lo que ha hecho pensar a los expertos que el responsable tenía como objetivo provocar numerosas víctimas a la hora punta de la mañana.
La primera ministra británica, Theresa May, confirmó hoy que el Reino Unido no cambiará su nivel de amenaza terrorista al mantenerse en «grave», el segundo más alto de una escala de cinco y que significa que un atentado es altamente probable.
May indicó que el dispositivo casero «tenía como objetivo causar un gran daño» y pidió a los ciudadanos que se mantengan «alerta» en el transporte público de la capital británica.
«La policía y los servicios de seguridad están trabajando para comprender al completo las circunstancias de este cobarde ataque e identificar a los responsables», afirmó.
May presidió esta tarde una reunión del comité de emergencia Cobra, formado por los principales ministros, las fuerzas del orden y representantes de los servicios secretos, aunque en esta ocasión también se sumó el alcalde de Londres, el laborista musulmán Sadiq Khan.
«La amenaza terrorista a la que nos enfrentamos es grave, pero trabajando unidos les derrotaremos», dijo May, y felicitó por su «profesionalidad» a la policía y a los servicios de emergencia.
Además, al serle preguntada por las declaraciones del presidente de EE.UU., Donald Trump, en las que sugirió que los autores del atentado estaban en el radar de la policía, May contestó que «especular sobre una investigación en marcha no ayuda a nadie».
La explosión obligó a cerrar la estación de Parsons Green y los alrededores y a desalojar a los vecinos mientras las fuerzas del orden recogen pruebas forenses que permitan localizar al responsable de este nuevo atentado -el quinto- en el Reino Unido.
Los otros cuatro fueron: uno en marzo ante el Parlamento británico; otro en mayo en el estadio Manchester Arena, en el norte de Inglaterra, el de junio en el puente de Londres, y otro, también en junio, en una mezquita del norte de la capital.
Tras el ataque de hoy, el alcalde de Londres dijo que la ciudad «condena enteramente a esos individuos que intentan usar el terror para hacernos daño y destrozar nuestra forma de vida».
«Como Londres ha demostrado una y otra vez, el terrorismo no nos intimidará ni nos vencerá», señaló el primer edil de la ciudad.
El jefe de la unidad antiterrorista de Scotland Yark, Mark Rowley, informó hoy de que habrá un mayor despliegue policial en toda la capital, especialmente en la red de transporte.
«Si alguien tiene cualquier información sobre este incidente, que nos llame con urgencia», pidió Rowley a la población londinense, a la que instó a que se mantenga «alerta» aunque «sin perder la calma».
Robyn Frost, una pasajera del tren, dijo a la prensa a los medios que «la gente corría por la estación cubierta de sangre» y que la «gente salía corriendo y gritando intentando huir».
Un pasajero que dijo llamarse Lucas dijo que escuchó «una explosión muy fuerte» y cuando miró hacia atrás parecía haber una bolsa quemada pero en un principio no lo relacionó.
«Vi a personas con lesiones leves, quemaduras en la cara, brazos, piernas, pero todos se ayudaban entre si», añadió.