Un juez federal de Michigan detuvo el lunes la deportación de más de 1.400 ciudadanos iraquíes desde Estados Unidos, en la más reciente victoria legal para los detenidos en un caso que es seguido de cerca.
El juez de distrito Mark Goldsmith concedió una orden preliminar solicitada por los abogados de la American Civil Liberties Union, que sostienen que los inmigrantes enfrentarían persecución en Irak debido a que son considerados miembros de minorías étnicas y religiosas en ese país.
Goldsmith dijo que la orden da a los detenidos tiempo para apelar su remoción en cortes federales. Agregó que muchos de ellos enfrentan «una frenética búsqueda de asistencia legal» después de que sus órdenes de sus deportaciones fueron reactivadas inesperadamente por el Gobierno de Estados Unidos después de varios años.
El tiempo extra asegura «que aquellos que podrían ser sometidos a daños graves y posiblemente la muerte no sean expulsados de este país antes de presentarse ante una corte», escribió Goldsmith en su decisión de 34 páginas.