El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó hoy una resolución que condena la política israelí de asentamientos y exige su cese «inmediato» y «completo».
Estados Unidos, tras haber vetado en 2011 una resolución similar, se abstuvo y permitió que el texto saliese adelante con el respaldo del resto de miembros del Consejo de Seguridad.
La postura estadounidense supone un paso importante por parte del presidente saliente, Barack Obama, que en los últimos meses ha endurecido el tono contra los asentamientos.
Su sucesor, Donald Trump, había pedido a Obama que vetase la resolución e intercedió con éxito ante Egipto, el impulsor original del texto, para que pospusiese la votación.
Sin embargo, cuatro miembros no permanentes del Consejo de Seguridad -Venezuela, Nueva Zelanda, Malasia y Senegal- retomaron el documento y forzaron su voto hoy, apenas 24 horas después del paso atrás egipcio.
El embajador malayo, Dato' Ramlan Ibrahim, explicó antes de la votación que los cuatro países consideraban importante «aprovechar la oportunidad» y el «creciente consenso» en el seno del Consejo.
Además, defendió la importancia de actuar con «urgencia» ante el proyecto de ley que está tramitando el Parlamento israelí para legalizar retroactivamente colonias judías en el territorio ocupado de Cisjordania.
La resolución aprobada este viernes exige a Israel el cese de su política de asentamientos en territorios palestinos, incluido Jerusalén oriental, e insiste en que la solución al conflicto de Oriente Medio pasa por la creación de un Estado palestino que conviva junto a Israel.
Esa vía, sin embargo, está en peligro por la expansión de las colonias, que está llevando a una «realidad de un Estado», señala el texto.
Según la resolución, los asentamientos «constituyen una flagrante violación de la ley internacional y un gran obstáculo para conseguir una solución de dos estados, así como una paz, justa, duradera y completa».
Además, el Consejo de Seguridad reitera que no reconocerá ningún cambio a las líneas trazadas en 1967 a no ser que sea acordado por las dos partes a través de negociaciones.
Así, condena «todas las medidas destinadas a alterar la composición demográfica, carácter y estatus del territorio palestino ocupado desde 1967, incluido Jerusalén Este», entre las que señala los asentamientos, la confiscación de tierras y las demoliciones de viviendas palestinas.
Al mismo tiempo, el máximo órgano de decisión de la ONU demanda medidas para prevenir «todos los actos de violencia contra civiles, incluidos actos de terrorismo, así como todos los actos de provocación y destrucción» y condena la incitación y el discurso del odio.
Varios miembros del Consejo de Seguridad defendieron que se trata de una resolución equilibrada y que, básicamente, se limita a reiterar una postura que defiende la ONU y la práctica totalidad de la comunidad internacional.
La resolución es la primera sobre el conflicto de Oriente Medio que el Consejo aprueba desde 2009.