Fuerzas iraquíes y kurdas han tomado este martes el control de unos 20 pueblos a las afueras de Mosul, en el primer día de una operación para recuperar el último bastión importante del Estado Islámico en Irak.
Con alrededor de 1,5 millones de personas aún viviendo en Mosul, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que estaba preparando máscaras antigases en caso de un ataque químico por parte de los yihadistas, quienes en el pasado usaron ese tipo de armas contra fuerzas iraquíes kurdas.
Decenas de miles de civiles podrían ser expulsados por la fuerza, quedar atrapados entre líneas de combate o ser usados como escudos humanos por los entre 3.000 y 7.000 yihadistas que se podrían atrincherar en la ciudad, dijo la OIM, una de las muchas organizaciones que expresaron preocupación por la situación.
La caída de Mosul podría marcar la derrota de los yihadistas suníes de línea dura en Irak, pero también podría llevar a la ocupación de tierras y a matanzas entre grupos enfrentados después del derrocamiento de Saddam Hussein en 2003.
Para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la campaña es un riesgo calculado y funcionarios estadounidenses reconocen que no hay un plan claro sobre cómo será gobernada la región que rodea Mosul una vez que Estado Islámico sea expulsado.
Efectivos del Ejército iraquí y fuerzas peshmerga del autónomo Kurdistán iraquí comenzaron a avanzar hacia la ciudad al amanecer del lunes, cubiertos por aviones de la coalición liderada por Estados Unidos establecida después de que Estado Islámico ingresó a Irak desde Siria en 2014. Asimismo, la aviación del ejército turco ha dicho que se sumará a la operación.
Hoshiyar Zebari, un funcionario kurdo de alto nivel, dijo que las operaciones iniciales tuvieron éxito debido a la cercana cooperación entre el Gobierno iraquí y combatientes kurdos peshmerga, lo que les permitió expulsar Estado Islámico de 9 o 10 pueblos ubicados al este de Mosul.
«Daesh está desorientado y no sabe si esperar ataques desde el este, el oeste o el norte», dijo Zebari a Reuters, usando el acrónimo árabe para referirse al grupo extremista suní.
El funcionario agregó que las fuerzas han ingresado ya en otra fase. «No será un ataque espectacular en el mismo Mosul. Será muy cauteloso. Es una operación de alto riesgo para todos», sostuvo.
El líder del Estado Islámico Abu Bakr al-Baghdadi y el experto en explosivos Fawzi Ali Nouimeh estaban en la ciudad, según lo que Zebari describió como reportes de inteligencia «sólidos», lo que indica que el grupo podría presentar una fuerte resistencia.
Un total de 20 pueblos fueron arrebatados a los militantes al este, sur y sudeste de Mosul hasta el martes a primera hora, según comunicados de ambas fuerzas, que luchan juntas por primera vez.
Por su parte, Estado Islámico dijo el lunes que sus combatientes habían atacado a las fuerzas agresoras con 10 bombas suicidas y que sus enemigos habían rodeado cinco pueblos, pero que no los habían capturado. Ninguno de los reportes pudo ser confirmado de manera independiente.