Portugal à Frente, la coalición centro-derechista que aglutina a los actuales partidos gubernamentales PSD y CDS-PP, revalidó este domingo un triunfo electoral insuficiente para gobernar en mayoría absoluta, lo que podría acarrear inestabilidad en el futuro.
El primer ministro y líder de los socialdemócratas del PSD Pedro Passos Coelho obtuvo el 39 % de los votos, frente al 32 % del aspirante socialista António Costa quien, a pesar del duro revés, anunció que no dimitirá.
Con casi el 100 % de los sufragios escrutados, se da por descartada la mayoría absoluta de la que la alianza centro-derechista gozaba desde 2011, con 132 de los 230 diputados de la Asamblea.
La coalición que lidera Passos Coelho y Paulo Portas no llegará a los 116 diputados que necesitan para poder dominar el Parlamento, por lo que necesitará la colaboración del Partido Socialista (PS) de Costa para poder aprobar leyes tan importantes como los Presupuestos Generales del Estado.
Además, el panorama electoral se podría enredar más si el moderado PS pactase con el Bloque de Izquierda (formación hermanada con Podemos y Syriza en el Parlamento Europeo) y la coalición de comunistas y verdes (CDU) ya que, con ambos, podría haber una mayoría de izquierdas, con casi la mitad de los votos.
El Bloque, que dobló en número de votos y diputados, en torno a 20, logra un 10 % de sufragios y la CDU, liderada por el Partido Comunista Portugués, se mantiene el 8 %.
Un acuerdo de estas dos formaciones con el PS se antoja, sin embargo, bastante complejo de momento, pues les separan varias cuestiones de fondo con los socialistas, como la conveniencia de que Portugal se mantenga en el euro.
En respuesta a un remoto tripartito, Passos Coelho dijo que «sería extraño» que el partido que venciese no gobernase Portugal y anunció que comunicará al presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, su disponibilidad para formar gobierno.
«Los portugueses no perdonarían que su voluntad democrática fuese traicionada», alertó el número dos de la alianza conservadora, el democristiano Paulo Portas.
De cualquier modo, la decisión corresponderá a Cavaco Silva, quien había mostrado desde hace meses su predilección por poder dar posesión a un Gobierno con mayoría absoluta en el Parlamento.
El último Ejecutivo en minoría, uno socialista en 2009, no acabó bien, pues tuvo que dimitir en marzo de 2011 al no contar con la abstención de los conservadores en la votación de los Presupuestos.
«Hay una gran mayoría de portugueses que votó por el cambio político pero, desgraciadamente, no se tradujo en una mayoría de gobierno», reconoció el secretario general de los socialistas, António Costa, quien no se pronunció, de momento, sobre pactos con los partidos más a la izquierda.
La de Costa, al que hace meses daban como segura su victoria, fue una amarga derrota para los socialistas, que habían perdido el poder en las legislativas anticipadas de 2011, cuando Passos Coelho dejó al entonces primer ministro José Sócrates con el 28 % de los votos.
En cualquier caso, el primer ministro ha logrado un valioso triunfo electoral, teniendo en cuenta que gobernó en una legislatura marcada por las severas medidas de austeridad aplicadas por su Ejecutivo a instancias de la troika, como contrapartida al rescate concedido en el 2011 por la UE y el Fondo Monetario Internacional.
«Los portugueses quisieron, con total claridad, que el PSD y el CDS gobiernen otros cuatro años», ahondó Passos Coelho.
La jornada electoral, a la que estaban llamados más de 9,6 millones de portugueses, tuvo una abstención elevada, parecida a la del 2011, cuando se situó en torno al 40 %.
La votación transcurrió con normalidad y tuvo como controvertidos protagonistas a José Sócrates y al antiguo presidente del Banco Espírito Santo, Ricardo Salgado, quienes ejercieron en persona su derecho a voto, pese a encontrarse en prisión provisional por estar vinculados a casos de corrupción.