El grupo yihadista Estado Islámico (EI) volvió este sábado a mostrar su extrema violencia en la ciudad occidental iraquí de Al Bagdadi con el asesinato de 43 ciudadanos, a los que quemó vivos después de haberlos mantenido secuestrados durante más de una semana.
Una fuente de seguridad dijo a Efe que los fallecidos eran en su mayoría policías y miembros de los Consejos de Salvación (milicias suníes progubernamentales) que luchaban contra el EI en Al Bagdadi, situada en la provincia occidental de Al Anbar.
La fuente añadió que las fuerzas de seguridad y milicianos iraquíes, con el apoyo aéreo de la coalición internacional liderada por EEUU que bombardea posiciones del EI en la zona, consiguieron hoy levantar el cerco impuesto por los yihadistas durante más de ocho días a un complejo residencial en esa ciudad.
Añadió que la segunda brigada de la policía federal de Irak, así como los milicianos tribales y los voluntarios, llegaron anoche a Al Bagdadi a petición del primer ministro iraquí, Haidar al Abadi.
Los aviones de la coalición internacional les ofrecieron a estas tropas una cobertura aérea que les facilitó la operación del levantamiento de dicho cerco.
Las fuerzas iraquíes entraron después en el complejo residencial para entregar comida y ayuda humanitaria a sus residentes, estimados en unas mil familias, que sufrían por falta de alimentos, electricidad y servicios.
Hasta el momento siguen los enfrentamientos entre los integrantes del EI y las fuerzas iraquíes en los alrededores de esta urbanización, añadió la fuente, que aseguró que las tropas de Irak no se van a retirar hasta conseguir la liberación total de Al Bagdadi, ocupada por los yihadistas la semana pasada.
Por otra parte, el pasado 17 de febrero, el grupo terrorista quemó a otras 40 personas en la misma zona del oeste de Irak, aunque esta vez las asesinó primero.
Al igual que con los asesinatos de hoy, el EI no difundió un vídeo mostrando sus atrocidades, aunque aquella vez quemó los cadáveres públicamente, en medio de una plaza de Al Bagdadi.
La provincia de Al Anbar está mayoritariamente controlada por los radicales y Al Bagdadi era hasta hace poco uno de los pocas ciudades que permanecía bajo el dominio de las fuerzas del Gobierno iraquí.
Sin embargo, el pasado día 13, el Pentágono estadounidense confirmó que esa localidad fue arrebatada al Ejército iraquí por los yihadistas.
Estados Unidos tiene desplegados a 300 militares en la base de Ain al Asad, situada a unos 15 kilómetros de distancia de Al Bagdadi.
Es inevitable que estos asesinatos recuerden al vídeo que difundió el EI hace unas semanas, en el que mostraba el asesinato del piloto jordano Muaz Kasasbeh, encerrado en una jaula y quemado vivo.
Kasasbeh fue secuestrado por los yihadistas el pasado 24 de diciembre en Siria, cuando se estrelló su avión con el que participaba en el bombardeo de la coalición internacional contra posiciones de los extremistas en ese país.
En las semanas anteriores a la publicación del vídeo se desarrollaron tensas negociaciones entre el grupo yihadista y el Gobierno jordano, que pidió una prueba de vida del piloto que nunca llegó.
De hecho, Ammán acusó al EI de haber asesinado a su ciudadano el 3 de enero, antes de las negociaciones que se sucedieron para liberarlo.
El EI proclamó a finales de junio pasado un califato en las amplias partes que controla en Siria e Irak.
En noviembre, un mensaje de audio atribuido al líder de la organización, Abu Bakr al Bagdadi, aceptó la adhesión de otros grupos extremistas de Arabia Saudí, Yemen, Egipto, Libia y Argelia que le juraron lealtad, y anunció la expansión del califato a esos países.