La guerra alcanzó este sábado de lleno Mariúpol, donde al menos 30 civiles murieron y casi un centenar resultaron heridos en un ataque con artillería que se producía en medio de una amplia ofensiva lanzada por los rebeldes prorrusos en todo el este de Ucrania.
Entre los fallecidos en el brutal ataque están una niña de 15 años y un niño de unos cinco, mientras que entre los 93 heridos, algunos de los cuales están muy graves, hay al menos otros cinco menores.
Las autoridades ucranianas cargaron enseguida toda la responsabilidad por el ataque a los separatistas y a Rusia, a la que acusan de apoyar con armas y tropas a los rebeldes y también de estar detrás de todas las decisiones que toman los sublevados.
«El sanguinario asesinato de decenas de personas por los terroristas prorrusos no es sólo un acto terrorista. Es un crimen contra la humanidad que debe ser juzgado por el tribunal de La Haya», reaccionó al ataque el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko.
En medio de un silencio sepulcral de las autoridades rusas, los separatistas negaron la autoría del ataque contra las zonas residenciales de Mariúpol y acusaron a Kiev de disparar con su artillería contra la ciudad para provocar una escalada del conflicto.
«Nuestras unidades no tienen allí artillería que pueda alcanzar el lugar» de la tragedia, dijo Denís Pushilin, uno de los altos cargos de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD).
Sin embargo, el propio líder de la RPD, Alexandr Zajárchenko, anunció este sábado mismo el inicio de una ofensiva contra las posiciones ucranianas en Mariúpol, la segunda ciudad más importante de la región de Donetsk convertida en su capital provisional por las fuerzas leales a Kiev.
«Será el mejor homenaje a todos nuestros muertos», aseveró Zajárchenko durante un homenaje a los ocho víctimas de otro ataque contra civiles, perpetrado hace dos días contra una parada de transporte público de Donetsk y del que también se han acusado mutuamente Kiev y los prorrusos.
Poco después, un portavoz del así llamado ministerio de Defensa de la RPD informó a la agencia rusa Interfax de que las primeras unidades de las milicias separatistas habían entrado ya en la periferia de Mariúpol tras librar combates con las fuerzas ucranianas.
El batallón de voluntarios «Azov», que defiende Mariúpol junto a las tropas ucranianas, confirmó nuevos ataques de artillería contra los límites orientales de la ciudad.
Ya a última hora de la jornada, tras el revuelo causado por su anuncio de una ofensiva contra Mariúpol, Zajárchenko desmintió que la intención de los rebeldes sea asaltar una ciudad en la que vive casi medio millón de personas.
«He ordenado reprimir las posiciones de las tropas ucranianas al este de Mariúpol. Nadie va a asaltar la ciudad. No somos animales. Allí está nuestra gente, de Donetsk, que no tienen nada que temer», dijo el líder separatista.
El ministro de Defensa ucraniano, Stepán Poltorak, reconoció que los rebeldes han lanzado en las últimas 24 horas una amplia ofensiva en todo el frente que recorre el este de Ucrania a lo largo de más de 350 kilómetros, desde el centro de la región de Lugansk hasta el puerto de Mariúpol.
La ofensiva fue de hecho anunciada ayer por Zajárchenko, que este sábado prometió cerrar en los próximos días el cerco sobre Debáltsevo, estratégico nudo de comunicaciones al norte de la ciudad de Donetsk donde en la actualidad se concentran gran número de tropas ucranianas.
«Las acciones militares por nuestra parte eran inevitables después de que una lluvia de obuses y misiles empezara a caer sobre nuestras ciudades», justificó Pushilin la ofensiva.
Mientras, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, pidió a sus socios occidentales convocar de urgencia el Consejo de Seguridad de la ONU , mientras que Poroshenko se dirigió a la comunidad internacional para pedir que «las llamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk» sean declaradas «organizaciones terroristas».
«La coalición internacional en apoyo de Ucrania debe hacer frente a los crímenes de los terroristas y reforzar todas las formas de presión sobre aquellos que los promocionan y apoyan», dijo Poroshenko en clara alusión a Rusia.
Más duro aún fue el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Alexandr Turchínov, quién recalcó que «la responsabilidad directa por la muerte, la sangre y el sufrimiento de los ucranianos recae directamente sobre (el presidente ruso, Vladímir) Putin».
«El enésimo crimen sanguinario contra la humanidad perpetrado por los militares rusos y las bandas terroristas que les obedecen completamente es la ejecución directa de las órdenes dadas ayer por Putin en la reunión del Consejo de Seguridad de Rusia», afirmó Turchínov.