La paz se consolida en el este de Ucrania con la creación de una zona desmilitarizada de 30 kilómetros entre las fuerzas gubernamentales y los separatistas prorrusos, que firmaron esta madrugada en Minsk un memorándum de alto el fuego.
«El memorándum prevé el repliegue no menos de 15 kilómetros del armamento de gran calibre. De esta forma, se crea una zona de seguridad de más de 30 kilómetros de ancho», aseguró Leonid Kuchma, expresidente ucraniano y representante de Kiev en las negociaciones de Minsk.
Tras dos semanas en las que ambos bandos mantuvieron a duras penas el alto el fuego, Kiev y los rebeldes decidieron plasmar en un documento las condiciones de la tregua con la mediación de Rusia y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
La clave, según el emisario ruso, fue estabilizar el frente al delimitar la línea de separación entre las posiciones de ambas partes en las regiones de Donetsk y Lugansk, ambas limítrofes con Rusia, para lo que se necesitaron siete horas de conversaciones.
La disminución de la tensión «del conflicto ha comenzado. (Los acuerdos) Comenzarán a aplicarse dentro de 24 horas. Hemos acordado la línea de separación entre las partes en conflicto. Esto ha permitido acordar el repliegue del armamento pesado», afirmó Mijaíl Zurabov, embajador ruso en Ucrania.
En estos momentos, las fuerzas gubernamentales controlan el 70 % del territorio de ambas regiones, aunque los separatistas mantienen el control sobre las capitales, sus principales plazas fuertes.
El memorándum es muy explícito en cuanto al armamento pesado y en su cuarto punto estipula la retirada de todas las piezas de artillería con un calibre mayor de 100 milímetros de la «zona de seguridad» de 30 kilómetros, «incluido las poblaciones».
Además, ambas partes acordaron el desminado de toda la zona de seguridad y la prohibición de la colocación de nuevas minas antipersonales.
«El memorándum de Minsk ha puesto el punto y final. Tendrá lugar un completo alto el fuego. La firma del memorando nos da la oportunidad de vivir con normalidad y sentirnos completamente seguros», comentó Ígor Plotnitski, líder de la autoproclamada república popular de Lugansk.
El documento firmado en Minsk no puede ser comparado a un acuerdo de paz, ni siquiera un armisticio, pero sí congela las acciones militares, aunque sea de manera provisional.
«Primero, el cese del empleo de las armas por ambos bandos. Segundo, mantenimiento de las posiciones de las unidades militares y grupos armados a fecha 19 de septiembre. Tercero, prohibición de acciones ofensivas», desglosó Kuchma.
Y también «se ha introducido la prohibición de los vuelos de la aviación militar, lo que incluye a los aviones letales no tripulados, con la salvedad de los aparatos de la OSCE», precisó.
Kuchma destacó que Kiev también arrancó en la capital bielorrusa el acuerdo para «la retirada de territorio ucraniano de todos los grupos armados extranjeros (...), los llamados mercenarios», en su mayoría voluntarios rusos, según Kiev, pero también serbios y legionarios franceses.
Al respecto, Zurábov matizó que, al contrario de lo que siempre ha mantenido Kiev, «los mercenarios están presentes tanto en uno como en otro bando».
El garante de todos estos acuerdos será la OSCE, que desplegará observadores «a lo largo de toda la frontera ruso-ucraniana», punto de entrada de armamento y refuerzos para los milicianos, según Kiev.
Kuchma, Zurábov y los separatistas reconocieron que la tregua acordada el pasado 5 de septiembre en la capital bielorrusa fue violada en varias ocasiones, sin acusar a nadie en concreto.
En cuanto a la ley de autogobierno aprobada esta semana por la Rada Suprema (legislativo ucraniano) y que fue calificada de «paso en la buena dirección» por Rusia, las partes acordaron aplazar la discusión de este asunto.
«Este es un asunto para futuras negociaciones. Ellos tienen su opinión y nosotros la nuestra. El estatus especial sólo podrá ser abordado después de que la correspondiente ley sea promulgada», aseguró Alexandr Zajárchenko, líder de la autoproclamada república popular de Donetsk.
Aunque agregó que dicha ley «ya supone el reconocimiento de la independencia» declarada tras la celebración de sendos referendos separatistas el pasado 12 de mayo en Donetsk y Lugansk.
Y descartó la celebración el 7 de diciembre, como estipula la ley, de elecciones locales bajo supervisión ucraniana en las zonas rebeldes con el fin de que el este prorruso tenga interlocutores ante Kiev.
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, aún no ha promulgado dicha ley, pero se mostró dispuesto en su intervención ante el Congreso norteamericano a otorgar toda clase de competencias a los separatistas prorrusos, siempre que permanezcan en el seno de un Estado unitario.