La amenaza creciente de los radicales del Estado Islámico (EI) ha provocado un giro en la opinión pública estadounidense, favorable ahora a atacar a los yihadistas en Irak y Siria tras años de ser reacia a cualquier nueva acción militar por el hastío causado por una década de guerras en Oriente Medio.
Cuatro sondeos nacionales publicados esta semana apuntan que el apoyo ciudadano a una operación militar se sitúa en su punto más alto desde que, en 2009, Barack Obama asumió la Presidencia con la promesa de poner fin a las guerras de Irak y Afganistán.
«El recuerdo de esas contiendas sigue muy fresco, pero los ciudadanos ven en el Estado Islámico un peligro tan grande que apoyan la acción militar para frenar su avance», explica a Efe Carroll Doherty, director de estudios políticos del Centro de Investigaciones Pew.
Los últimos sondeos, elaborados antes de que Obama anunciara el pasado miércoles la ampliación de su campaña contra el EI, reflejan una opinión favorable a la acción militar para frenar al grupo yihadista: «El presidente se movió hacia donde la gente quería, de eso no hay duda», opina el investigador.
El 62 % por ciento de los estadounidenses están «muy preocupados» por el auge del yihadismo en el mundo, la proporción más alta desde 2007, según un sondeo de Pew publicado esta semana.
El Estado Islámico, fortalecido en la guerra civil de Siria, no sólo ha ganado poder y terreno en los últimos meses, sino también visibilidad.
Sus avances en Irak y la brutal decapitación televisada de dos periodistas estadounidenses han conmocionado al mundo y presentado a este grupo como una amenaza más temible aún que Al Qaeda.
Nueve de cada diez estadounidenses consideran que el EI representa un peligro serio para la nación y seis de cada diez perciben al grupo yihadista como una amenaza «muy seria», según una encuesta del Washington Post y ABC News publicada esta semana.
«En el último mes el EI ha tenido una gran cobertura mediática, ha ganado mucho terreno en Irak y ha aterrorizado al mundo con las decapitaciones de los dos periodistas», señala Doherty.
Esta percepción del Estado Islámico como una amenaza seria, no sólo para los intereses de Estados Unidos en Oriente Medio, sino también para la seguridad dentro del país, ha provocado un cambio de tendencia en el apoyo ciudadano a una nueva operación militar.
El 71 % de los estadounidenses está a favor de los bombardeos contra posiciones del EI en el norte de Irak, que EE.UU. inició un mes atrás, frente al 54% que los apoyaba hace tres semanas y al 45% de junio, indica el sondeo del Washington Post.
Además, el 65 % de los ciudadanos apoya una acción mucho más controvertida y a lo que Obama se había resistido a emprender hasta ahora: Llevar a cabo ataques contra el EI en Siria.
Ese porcentaje favorable representa más del doble del apoyo que tenía hace un año la posibilidad de iniciar bombardeos contra el régimen sirio por su uso de armas químicas.
«Entonces no se consideraba que la intervención en Siria fuera de interés nacional», explica Doherty. Ahora, dos tercios de la población sí cree que la lucha contra el Estado Islámico lo es, según un sondeo del Wall Street Journal y la televisión NBC News publicado esta semana.
«Ahora mismo, la opinión pública está a favor de actuar contra el EI, pero ese apoyo puede evaporarse si hay bajas», avisaba el New York Times el jueves en su editorial sobre la nueva campaña de Obama en Oriente Medio.
«Después de dos guerras en diez años, para los estadounidenses será muy difícil aceptar que haya bajas. Las bajas tuvieron una gran influencia en la caída del apoyo ciudadano en 2004 y 2005 a las contiendas de Irak y Afganistán», indica Doherty.
En el decimotercer aniversario de los atentados del 11 de septiembre contra estados Unidos, el EI aparece ante los ojos de los estadounidenses como una amenaza tan seria como la que representaba Al Qaeda en 2003.
Un 45 % de los ciudadanos considera que el Estado Islámico representa un gran peligro para la nación.
Dos años después de los atentados un 49 % pensaba lo mismo de Al Qaeda, según un sondeo elaborado por CNN/ORC y publicado esta semana.
El pueblo que llevó a Obama a la Casa Blanca en parte por su oposición a las guerras en Irak y Afganistán le acompaña ahora, al menos de momento, en una nueva campaña militar en Oriente Medio de objetivo difuso y dimensiones desconocidas.