El pesimismo político y la violencia en el este de Ucrania ensombrecieron este domingo la reunión entre Kiev y Moscú, sentados a la mesa por Berlín para desbloquear el paso de la ayuda humanitaria y tratar de sentar las bases para un alto el fuego.
La reunión, que arrancó poco antes de las siete de la tarde (17.00 GMT) en un palacete a las afueras de Berlín, puso frente a frente a los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia y Ucrania, Serguéi Lavrov y Pavlo Klimkin, y contó con la mediación de sus homólogos alemán, Frank-Walter Steinmeier, y francés, Laurent Fabius.
El jefe de la diplomacia alemana, en una comparecencia en solitario ante los medios de comunicación previa a la reunión, destacó una cierta «disposición al diálogo» de las partes, pero se dejó llevar por el pesimismo tras una semana de desencuentros, reproches mutuos y repunte de la violencia.
«No hay ninguna garantía» de que Rusia y Ucrania lleguen a algún acuerdo en Berlín, reconoció el ministro tras una jornada en la que los separatistas han derribado un caza y decenas de personas han muerto en enfrentamiento armados.
Hoy, un mes después de que los insurgentes del este de Ucrania derribasen un avión de pasajeros y matasen a sus casi 300 ocupantes, los primeros camiones del convoy ruso con alimentos y medicinas llegaron a la frontera, pero no contaban con la autorización para cruzarla.
Steinmeier bosquejó un sombrío panorama al agregar que la situación sigue siendo «difícil» y puede empeorar, que el este de Ucrania está «aún lejos de un alto el fuego», que los civiles están en una situación de «necesidad», que las negociaciones son «complejas» y que ambas partes incumplen sus promesas sistemáticamente.
«El verdadero drama es que todos los acuerdos anteriores entre las dos partes no se han cumplido», afirmó.
El programa del encuentro de Berlín abarca desde puntos concretos inmediatos, como lograr que el convoy de ayuda humanitaria enviado por Moscú al este de Ucrania logre la 'luz verde' de Kiev para atravesar la frontera, a objetivos de pacificación de la región a largo plazo.
«Sería bueno» que el convoy ruso, de 262 camiones cargados de alimentos y medicinas, pudiese cruzar la frontera y que envíos similares «de otros países» lograsen también llegar «allí donde son necesarios» para paliar las dificultades que padece la población civil del este de Ucrania, aseguró Steinmeier.
No obstante, reconoció que, tras las «complejas negociaciones» de los últimos días sobre el convoy, aún no hay una solución.
Además, el ministro alemán subrayó que en este encuentro deberían darse «pasos» hacia una «solución política» que sea «duradera», «realista», «sostenible» y «factible» para ambas partes.
«Necesitamos una solución duradera y vamos a intentar esta tarde dar pasos en este sentido», aseguró el ministro, que se mostró a favor de las negociaciones a pesar de que la violencia continúa.
En un comunicado previo, Steinmeier señaló que «se trata sobre todo de (trazar) una hoja de ruta para un alto el fuego sostenible y un marco para un control fronterizo efectivo».
«No debemos abandonar la búsqueda de salidas políticas a la crisis de Ucrania. Necesitamos ahora de forma urgente un nuevo impulso político. Si no corremos el peligro de llegar a una situación en la que volvamos a dar pasos para atrás y de nuevo agudizar la espiral de la violencia», argumenta la nota.
Sin embargo, apuntó en su comparecencia el ministro alemán, «en cualquier caso debemos evitar una confrontación directa de fuerzas rusas y ucranianas».
En el aspecto del control fronterizo incidió también Steinmeier en su declaración, al lamentar que, a través de la frontera común entre Rusia y Ucrania, sigan entrando material militar y mercenarios para ayudar a los separatistas prorrusos, un reproche habitual de Berlín a Moscú, que hasta ahora no ha sido atendido.
Alemania ha tratado desde que se inició el conflicto ucraniano de mediar entre Kiev y Moscú, con reuniones, propuestas y llamadas telefónicas de la canciller Angela Merkel, aunque hasta el momento estas iniciativas han tenido escaso éxito.