La designación de Jean-Claude Juncker para presidir la próxima Comisión Europea (CE) por parte de los líderes de veintiséis países de la UE, con la oposición del Reino Unido y Hungría, ha profundizado el distanciamiento entre Londres y el resto del club comunitario. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE fueron incapaces de lograr la unanimidad y votaron a mano alzada para nominar al candidato que presentarán a la Eurocámara para dirigir la CE, pero también quisieron no aislar a un Reino Unido que insiste en que se necesitan reformas y que ya ha planteado una eventual salida de la Unión a través de un referéndum en 2017.
Los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, felicitaron a Juncker, exprimer ministro luxemburgués y expresidente del Eurogrupo por esa nominación.
«Lo conozco desde hace más de 20 años, hemos trabajado juntos y verdaderamente creo que es un europeo comprometido y un líder político con una experiencia excepcional», enfatizó Barroso.
Precisamente esa extensa experiencia comunitaria del exprimer ministro luxemburgués y expresidente del Eurogrupo, el haber estado «en el corazón del proyecto», le hace a ojos de Cameron la persona «equivocada», pues considera que puede «aumentar el poder de Bruselas y reducir los poderes de los Estados».
Transición suave
Barroso, que concluirá su mandato al frente de la CE en el último trimestre del año y que como Juncker pertenece al Partido Popular Europeo (PPE), señaló que «en los próximos meses esperamos una transición suave entre esta Comisión Europea y la siguiente». La canciller de Alemania, Angela Merkel, se mostró conciliadora con Cameron y explicó que le han prometido que «tendrán en cuenta» sus inquietudes y que puede haber diferentes ritmos en la integración europea.
En este sentido, subrayó que en las conclusiones aprobadas de esta cumbre, se han incluido elementos que «importaban particularmente a David Cameron», en cuanto a la evolución futura de la UE.
«He votado por Juncker porque hay un documento, no lo habría hecho en ausencia del documento o de un acuerdo político», afirmó por su parte el primer ministro italiano, Matteo Renzi, quien consideró que el texto es «muy bueno, porque por primera vez pone el foco en el crecimiento».