La operación antiterrorista lanzada por el Gobierno ucraniano contra los insurgentes prorrusos llegó este jueves a las zonas residenciales en el corazón de Donetsk y Slaviansk, que sufrieron fuego de morteros.
Al menos una decena de civiles resultaron heridos por esquirlas de proyectiles de artillería disparados contra el centro de Slaviansk, bastión de la rebelión prorrusa contra Kiev, en un ataque a barrios de viviendas del que se culparon mutuamente el Ejército ucraniano y las milicias prorrusas.
Uno de los proyectiles cayó sobre un colegio y destrozó la azotea del edificio mientras los alumnos se refugiaban en el sótano, como se puede ver en fotografías publicadas en medios locales.
«Los terroristas continúan con sus provocaciones. Ya disparan descaradamente con morteros sobre las zonas residenciales, colegios, para que los vecinos crean que son las fuerzas ucranianas», se quejó el jefe de prensa de la operación antiterrorista, Vladislav Selezniov.
El corresponsal de la radiotelevisión estatal rusa, Serguéi Arsénichev, relató en directo que él y su equipo fueron testigos del ataque con fuego de morteros al centro de la ciudad e informó de que entre los nueve heridos trasladados al hospital «hay un niño de cuatro años».
Los combates entre las fuerzas ucranianas y los rebeldes prorrusos también han vuelto a la ciudad de Donetsk, en cuyo centro se escucharon hoy disparos de artillería antiaérea.
Los rebeldes prorrusos confirmaron los disparos en las inmediaciones de la sede regional del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), uno de los edificios oficiales tomados por los insurgentes hace dos meses, y aseguraron haber derribado un avión no tripulado de las fuerzas de Kiev.
Cazas y helicópteros de combate ucranianos sobrevolaron el centro de la ciudad, mientras que los milicianos les disparaban desde el edificio del SBU con fuego de artillería antiaérea.
Asustados por el estruendo de los cazas y los disparos en pleno centro de la ciudad, muchos ciudadanos se refugiaron en pasos subterráneos.
Varios hospitales y colegios permanecieron cerrados en los distritos centrales de esa ciudad, en la que vive casi un millón de personas y cuyas morgues, abarrotadas por cuerpos sin vida de los insurgentes prorrusos, ya no pueden acoger más cadáveres, como se puede apreciar en las imágenes publicadas en las redes sociales.
Los insurgentes denunciaron que alrededor de un centenar de milicianos muertos siguen desde hace tres días en el aeropuerto de Donetsk, escenario el pasado lunes de cruentos combates entre las fuerzas ucranianas y los rebeldes.
«Según nuestros cálculos, dentro del aeropuerto y también en sus accesos hay entre 80 y 100 cadáveres. Llevan allí varios días, no nos dejan sacarlos», se quejó Andréi Purguín, uno de los líderes de los rebeldes.
Denunció que a pesar de un acuerdo alcanzado con las fuerzas ucranianas para que permitieran a los milicianos a retirar a sus caídos del recinto aeroportuario, los militares de Kiev violaron el alto el fuego.
«Apenas nuestros grupos se acercaron al aeropuerto, los francotiradores abrieron fuego contra nosotros. El combate continúa durante todo el día», recalcó Purgín.
El alcalde de Donetsk, Alexandr Lukiánchenko, cifró ayer en 40 a los muertos en esos enfrentamientos, entre ellos al menos cuatro civiles, mientras que los rebeldes informaron de hasta 200 víctimas mortales.
Mientras, siguen en paradero desconocido los cuatro observadores la OSCE, ciudadanos de Estonia, Turquía, Suiza y Dinamarca, con los que perdió ayer contacto la organización internacional.
El ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania informó de que «son retenidos por uno de los grupos prorrusos» y añadió que las fuerzas de seguridad ucranianas «trabajan para su liberación».
Por su parte, el primer ministro de la autoproclamada «república popular de Donetsk», Alexandr Borodái, negó la implicación de los rebeldes en la desaparición de los observadores y opinó que éstos «han podido ser víctimas de una provocación».
«Estamos poniendo todo nuestro empeño en encontrarlos. (...) En la región actúan los servicios especiales de Ucrania, incluso bajo la apariencia de milicianos» prorrusos, afirmó.
Al mismo tiempo, Borodái admitió ante la prensa que en esa región suroriental ucraniana «combaten rusos, chechenes y osetas, porque ésta es una tierra rusa».
Con anterioridad, el alcalde de Donetsk había declarado que la mayoría de los milicianos heridos el lunes junto al aeropuerto de la ciudad era «gente de fuera, ocho de ellos ciudadanos rusos», algunos procedentes de Grozni y Gudermés, las dos principales ciudades de Chechenia.