El Gobierno estadounidense denunció que la ejecución por fusilamiento de Jang Song-thaek, tío del líder norcoreano Kim Jong-un y uno de los hombres más poderosos del régimen, es una muestra de la «brutalidad» y la falta de respeto por los derechos humanos en ese país. Lo cierto es que el presitente logra afianzarse en el poder instaurando un régimen de terror, según los analistas.
La portavoz adjunta del Departamento de Estado, Marie Harf, no quiso hacer conjeturas sobre los motivos de la muerte de Jang, casado con la hermana del fallecido líder Kim Jong-il, o la purga interna que se haya podido desencadenar dentro del régimen comunista norcoreano.
«No vamos a especular sobre una decisión interna, pero (la ejecución) es una muestra de los valores del régimen y su falta de respeto por la vida humana que les lleva a tener uno de los peores historiales de respeto de derechos humanos del mundo», dijo Harf. Considerado uno de los políticos más aperturistas del régimen norcoreano, Jang fue ejecutado el jueves acusado, entre otros delitos, de tramar un golpe de Estado para hacerse con el poder.
Secretismo
La condena a muerte de Jang Song-thaek es la primera de un alto cargo hecha oficial en décadas, y no es habitual que el régimen norcoreano, siempre rodeado de un elevado secretismo, divulgue en sus medios estatales noticias sobre las ejecuciones que se producen en el país.
Jang aumentó su influencia durante el mandato de Kim Jong-il, pese a que durante un tiempo fue apartado de la vida pública, y tras la muerte del líder norcoreano, en diciembre de 2011, y la llegada al poder de su hijo siguió ocupando un papel protagonista en el país comunista.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo ayer que Estados Unidos no ha podido confirmar de manera independiente que Jang haya sido ejecutado.
«Pero no tenemos razones para dudar del anuncio oficial», transmitido el jueves por la agencia estatal norcoreana (KCNA), agregó. En opinión de Carney, su muerte «es otro ejemplo de la extrema brutalidad del régimen norcoreano», cuya purga fue anunciada por Pyongyang el 9 de diciembre, escasos días antes de que se le juzgara y ejecutara.
«Nuestra política hacia Corea del Norte sigue siendo la misma y seguimos centrados en la necesidad de que Corea del Norte abandone su programa nuclear, aunque (tras la purga) vamos a aumentar los contactos con nuestros socios y aliados sobre la situación interna norcoreana», declaró Harf.