El Gobierno israelí confirmó ayer que no ha aceptado negociar en base a las fronteras de 1967, mientras que varias facciones palestinas expresaron su rechazo a que se reanuden las conversaciones sin haber conseguido un claro compromiso israelí respecto a sus principales demandas.
El ministro israelí de Relaciones Internacionales y Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz, aseguró que Israel liberará un número limitado de presos palestinos en virtud del acuerdo para reiniciar negociaciones alcanzado con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, pero rechazó que haya aceptado las fronteras de 1967 como base para negociar.
«No hay ninguna opción de que nosotros aceptemos entrar en ningunas negociaciones que comiencen por definir las fronteras territoriales o con concesiones por parte de Israel, incluida la congelación de la construcción» en los asentamientos, dijo Steinitz.
La principal demanda palestina y que obligó a Kerry a viajar el viernes inesperadamente a Ramala para reunirse de nuevo con el presidente Mahmud Abás era que Israel se comprometiese por escrito a aceptar las fronteras de 1967 como base para iniciar las conversaciones.
La mayoría de los miembros de la dirección de la OLP habían exigido el jueves a Abás en una tormentosa reunión que lograse ese compromiso, que pusieron por delante de otras peticiones, como la congelación de la construcción en los asentamientos israelíes mientras se celebren las negociaciones.
Kerry ofreció «garantías» a Abás de que EEUU presionará para conseguir que Israel se avenga en las próximas semanas a aceptar ese marco de referencia fronterizo en las negociaciones, según algunas fuentes.
Sin embargo, la ausencia de ese compromiso ha desatado ya el escepticismo entre muchos dirigentes palestinos, que recalcan que si no se establece ese marco negociador será inviable la solución de dos estados y no tendrá sentido negociar sobre nada más.