La Eurozona exigió ayer en tono amenazante a Chipre que presente cuanto antes su propuesta alternativa del rescate y expresó su disposición a discutirla, pero dejó claro que cualquier decisión debe basarse en un análisis de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). La Eurozona «está lista para discutir con las autoridades chipriotas un nuevo borrador de propuesta y espera que lo presenten lo más rápido posible», indicó el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en un comunicado tras la conferencia telefónica de apenas noventa minutos entre los ministros de Finanzas de los diecisiete países de la moneda única, por segunda vez esta semana.
El portavoz económico de la CE, Simon O'Connor, dijo que parece haber un «mejor espíritu de cooperación» por parte de Chipre y que el Ejecutivo comunitario comenzará a estudiar «cuidadosamente» la propuesta desde hoy.
Preparado
«El Eurogrupo estaría después preparado, en base a un análisis que se necesita por parte de la troika (la CE, el BCE y el FMI), a continuar las negociaciones sobre un programa de ajuste que respete los parámetros definidos anteriormente» por los ministros de Finanzas de la Eurozona, señaló Dijsselbloem.
Esos parámetros consisten en la aportación por parte de Chipre de 5.800 millones de euros al rescate de hasta 10.000 millones de euros que la eurozona y el FMI están dispuestos a concederles, así como en un reparto «justo» de la carga y unas perspectivas de deuda sostenible, del 100 % en 2020.
El acuerdo urge porque el BCE ya anunció que solo garantiza la liquidez de emergencia a los bancos chipriotas hasta el lunes (festivo en Chipre), ya que no está asegurada la solvencia de las entidades afectadas sin un programa de ayuda. Ése es el horizonte temporal que tiene Nicosia para presentar y consensuar un plan alternativo.