Venezuela se aboca a unas elecciones anticipadas que, según la Constitución, deberían celebrarse en los treinta días consecutivos a la muerte del presidente, Hugo Chávez, quien falleció el martes tras una batalla de más de 20 meses contra el cáncer. El ministro de Exteriores, Elías Jaua, ya anunció la víspera que el vicepresidente, Nicolás Maduro, a quien Chávez designó su sucesor político, se quedará temporalmente al frente de la Presidencia del país en el periodo de tiempo previo a esa elección.
Para la actual coyuntura, el artículo 233 de la Constitución venezolana establece que cuando se produzca la falta absoluta del presidente electo o presidenta electa antes de tomar posesión se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo presidente o la nueva presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el oresidente o oresidenta de la Asamblea Nacional (el Parlamento). Todo indica que la cúpula del chavismo ha maniobrado para entregar el poder al vicepresidente Maduro, hombre designado por Chávez para sucederle.
Mientras, envuelto en un mar de seguidores y banderas, el cortejo fúnebre del presidente Hugo Chávez llegó ayer a la Academia Militar, donde se instalará la capilla ardiente hasta el funeral de Estado previsto para el viernes. La carroza con el féretro del jefe de Estado llegó a su destino tras un recorrido que duró más de cinco horas e inundó la calles de Caracas de miles de simpatizantes vestidos del tradicional color rojo del chavismo y con banderas de Venezuela.
El vehículo atravesó en su último tramo el paseo de Los Próceres, que forma parte del complejo Fuerte Tiuna, donde también está la Academia Militar, y donde muchas veces Chávez encabezó diversos actos militares. El cortejo, encabezado por el vicepresidente Maduro, y el presidente de Bolivia, Evo Morales, partió del Hospital Militar de Caracas, en el centro capitalino, donde el martes el líder de la Revolución Bolivariana falleció víctima del cáncer.
«Te amaré por siempre, mi padre», se leía en uno de los improvisados carteles que lucían los simpatizantes del presidente. «Ay, mi Chávez... ¡Mi Chávez!», lloraba desconsolada Rosa Valera, una jubilada de 69 años, al ver pasar el féretro del mandatario, cubierto de flores amarillas y blancas y una gran bandera venezolana, en las inmediaciones del hospital militar de Caracas.
Pequeños, adultos y mayores acompañaron la comitiva fúnebre con banderas venezolanas, fotografías, cuadros y camisetas con imágenes del gobernante, gritando mensajes de apoyo al Ejecutivo.