El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, abogó ayer ante la Asamblea General de la ONU por preservar la «creciente oleada de libertad» generada a raíz de la primavera árabe, pidió un frente común contra la violencia y volvió a advertir a Irán de que impedirá que desarrolle un arma nuclear. Obama dedicó casi todo su discurso a destacar el «progreso» alcanzado tras las revueltas de la primavera árabe y a condenar el extremismo, con énfasis en los recientes ataques contra misiones diplomáticas de su país en el mundo musulmán por la difusión de un vídeo producido en Estados Unidos que caricaturiza a Mahoma y al islam.
Su intervención comenzó y culminó con menciones al embajador estadounidense en Libia, Chris Stevens, fallecido junto con otros tres compatriotas el pasado 11 de septiembre en el asalto al consulado en Bengasi. Ataques como ese y otros ocurridos en las últimas dos semanas no son solamente contra Estados Unidos, sino «un asalto a los ideales sobre los que se fundaron las Naciones Unidas, a la noción de que las personas pueden resolver sus diferencias pacíficamente», aseguró Obama.
Violencia
«Debemos declarar que la violencia y la intolerancia no tienen cabida entre nuestras Naciones Unidas», pidió a continuación a los líderes mundiales que asisten a los debates de la 67ª sesión de la Asamblea General del organismo en Nueva York.
Por otro lado, al aludir a Irán en su intervención, Obama afirmó que hará «lo que deba hacer para evitar que ese país obtenga un arma nuclear». Un arma nuclear en manos de Irán «amenazaría con eliminar Israel, la seguridad de las naciones del Golfo y la estabilidad de la economía global», advirtió.
Después alertó de que «se corre el riesgo de desencadenar una carrera armamentística nuclear en la región y del desmoronamiento del tratado de no proliferación», ya que Irán no ha logrado «demostrar» que sus fines son pacíficos.