El nuevo Gobierno paraguayo recibió ayer más muestras de rechazo de países latinoamericanos que consideran que la destitución de Fernando Lugo es un atentado contra la democracia e incluso amenazan con represalias, mientras que aún no se han pronunciado sobre el asunto Brasil y Mercosur y la Unasur en su conjunto.
Los Gobiernos de Argentina, Ecuador, Bolivia, República Dominicana y Venezuela calificaron de «golpe de Estado» la destitución de Lugo y anunciaron que no reconocerán al nuevo jefe de Estado. Costa Rica incluso ofreció asilo al destituido presidente. Posteriormente se han sumado a la condena Cuba y Perú.
El Gobierno de Cuba afirmó que hubo un «golpe de Estado parlamentario» contra Lugo y aseguró que no reconocerá autoridad alguna «que no emane del sufragio legítimo y el ejercicio de la soberanía por parte del pueblo paraguayo».
Posición intermedia
Mientras, otros Gobiernos, como los de Chile, Colombia, Guatemala y México, mantienen una posición intermedia, de crítica a la manera en que se hizo el juicio político a Lugo en el Senado, pero sin calificarlo de ruptura institucional.
«Acá no hay golpe», aseveró Federico Franco, quien se mostró confiado en lograr el reconocimiento de los países vecinos. En su primera rueda de prensa, el mandatario admitió que «hay inconvenientes con la comunidad internacional», pero defendió la legalidad del «juicio político» por el que fue destituido Fernando Lugo de la Presidencia del país, y su llegada al poder.
«El Gobierno español ha tomado constancia de la decisión adoptada por el ex presidente de Paraguay, Fernando Lugo, de acatar su destitución», indicó el Ministerio de Exteriores en un comunicado. «Confía en que Paraguay, en el marco del respeto a su Constitución y a los compromisos internacionales, logre encauzar la actual crisis política, así como salvaguardar la convivencia pacífica del pueblo paraguayo», señala la nota.