La explosión de un artefacto al paso de un convoy de observadores de la ONU en el sur de Siria evidenció ayer los riesgos de seguridad que corre la misión desplegada en el país, donde en el plano político la coalición gubernamental se atribuyó la victoria en los recientes comicios legislativos.
El ataque ocurrió a pocos metros de donde se encontraban los expertos internacionales, entre ellos el jefe de la misión en Siria, el general noruego Robert Mood, que acababan de cruzar un puesto de control cerca de la ciudad meridional de Deraa.
Según un comunicado de la Misión de Supervisión de la ONU en Siria, no hubo víctimas entre los observadores, pero varios soldados sirios que escoltaban el convoy resultaron heridos y fueron trasladados a un hospital.
Mood aseguró que el ataque es «un ejemplo de lo que está sufriendo el pueblo sirio a diario».