El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi explicó ayer que los disfraces que utilizaron algunas chicas en sus fiestas privadas se debía a que en las mismas se organizaban concursos de «burlesque».
«Ya sabéis, las mujeres son por naturaleza exhibicionistas», afirmó Berlusconi a la prensa.
En una pausa de la vista celebrada ayer ante el Tribunal de Milán (norte de Italia) del juicio por el llamado caso Ruby, Berlusconi respondió así a las preguntas de los periodistas sobre el testimonio del 16 de abril de la modelo marroquí Imane Fadil, quien aseguró que en una de las fiestas hubo bailes de chicas disfrazadas de monjas, con grandes cruces, y del futbolista Ronaldinho.
Ambiente «burlesque»
Berlusconi reiteró que en su casa solo se celebraron «cenas elegantes» y que después él y sus invitados se trasladaban a una sala en la que las jóvenes participaban en «concursos de burlesque», en un «ambiente desenfadado y sereno».
A la pregunta de si él hacía de juez en esos concursos, el político conservador señaló que no, que se limitaba «a contemplar muy interesado» y que «se divertía mucho».
Sobre los supuestos disfraces de monja, puntualizó tras la audiencia que las prendas que usaban las jóvenes eran «un regalo» del exlíder libio Muamar el Gadafi, quien le «mandó un contenedor con 60 vestidos, negros, largos y cubiertos de joyas».
El ex primer ministro también se refirió al dinero que recibieron algunas de las chicas implicadas en el caso, como la exconsejera regional de Lombardi (cuya capital es Milán) Nicole Minetti, supuestamente pagado por él, una vez ya iniciado el proceso por el caso Ruby.
Berlusconi manifestó que mantiene a estas chicas porque «han visto arruinada su vida por este proceso, ya que han perdido sus trabajos, a sus parejas y quizá no los tendrán nunca más».
«Me siento responsable porque su único error fue el de aceptar una invitación a cenar en casa del primer ministro. La vida de treinta chicas ha sido arruinada, es algo escandaloso», agregó.
Según los investigadores, de acuerdo con unas transacciones señaladas por el Banco de Italia, Berlusconi se encargó de asumir el coste, aunque no de forma directa, de los abogados de Minetti, quien afronta un proceso paralelo por reclutar a las chicas.