India y Pakistán dieron ayer un paso para regularizar su diálogo al máximo nivel con el viaje a Nueva Delhi del presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, primero a la capital india de un jefe de Estado de su país en siete años.
Durante su estancia, Zardari invitó al primer ministro de la India, Manmohan Singh, a visitar Pakistán, en un encuentro en el que ambos abordaron todos los problemas de fondo que enfrentan a dos Estados que son rivales y las potencias nucleares del Sur de Asia.
«Pakistán quiere una mejor relación con la India», aseguró Zardari tras la entrevista, en una breve declaración a la prensa con Singh, que aprovechó la ocasión para precisar que ha aceptado la invitación y que el viaje se producirá «cuando sea conveniente».
De ida y vuelta
«Estaré encantado de visitar Pakistán», apuntó Singh, que indicó que había tratado con Zardari «todos los asuntos de interés bilateral» y se limitó a afirmar que la reunión había sido «muy satisfactoria».
Tras el encuentro, que Zardari y Singh celebraron a solas, ambos mandatarios almorzaron junto a sus respectivas delegaciones, antes de que el presidente paquistaní se desplazara por la tarde al santuario musulmán de Ajmer Sharif, al sur de la capital india.
El peregrinaje a ese lugar santo era el objetivo formal de la visita de Zardari, de apenas horas de duración y carácter privado pero en la que le acompañó un nutrido séquito de naturaleza política en el que figuró el ministro paquistaní del Interior, Rehman Malik.
El viaje estuvo precedido por el anuncio esta semana de EEUU de poner precio a la captura del fundador del grupo cachemir Lashkar-e-Toiba (LeT), el paquistaní Hafiz Said, por la que Washington ha ofrecido una recompensa de diez millones de dólares.