Francia y Alemania se pronunciaron hoy a favor de un nuevo Tratado de la UE, incluso si finalmente sólo lo apoyan los 17 países de la zona euro, al tiempo que se mostraron de acuerdo en la aplicación de sanciones automáticas a los países que se desvíen del objetivo de déficit fijado en el 3 % del PIB.
Tras reunirse en París con la canciller alemana, Angel Merkel, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo que ambos prefieren que el nuevo Tratado consiga el apoyo de los 27 Estados de la UE, pero que, si eso no fuera posible, se contempla que sean solo los 17 Estados de la eurozona los que se comprometan con las nuevas normas.
Este tratado estaría «abierto» a los otros países que quisieran agregarse a la vía que propondrán Francia y Alemania en una carta que presentarán el miércoles al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
El presidente francés indicó que a partir del próximo jueves, en el Consejo Europeo convocado en Bruselas se verá si hay obstáculos para una reforma en la que participen todos los miembros de la UE, y si hay que buscar una solución restringida a los de la eurozona.
Respecto al mecanismo de sanciones para los que incumplan las reglas de control del gasto público, dijo que se aplicarán una vez que sean votadas por «una mayoría cualificada» de los países del euro, de modo que no la podrá decidir el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, como había pretendido Alemania.
«Las cosas están bastante claras (...) el Tribunal de Justicia europeo no podrá anular un presupuesto nacional, no es posible», subrayó Sarkozy, antes de puntualizar que todos los miembros del euro tendrán que dotarse de un mecanismo en sus constituciones por el que se comprometen a tender al equilibrio de sus cuentas.
Y ahí es donde entra la misión del Tribunal de Luxemburgo que «podrá decir si la 'regla de oro', según se ha definido en la legislación nacional» se ajusta o no al principio europeo de estabilidad y por tanto verifica que esas disposiciones constitucionales «constituyen un verdadero compromiso en materia de equilibrio de las cuentas públicas», explicó Merkel.
El jefe del Estado francés confirmó que el tribunal europeo lo que hará será «verificar si la 'regla de oro' de cada país es conforme con el tratado.
La canciller alemana declaró que lo fundamental es «restablecer la confianza» y que es preciso dar una respuesta a quienes se preguntan si los países europeos son «de fiar».
«Hacen falta modificaciones estructurales», agregó Merkel, quien dijo categórica: «no podemos hacerlo en el marco de los tratados existentes».
El presidente francés dijo que las decisiones de la futura UE reformada con la aplicación de sus propuestas funcionarán con una «mayoría cualificada del 85 %», de manera que se abandone la regla de la unanimidad.
«No queremos que unos bloqueen los avances de otros, de ahí que propongamos esa mayoría del 85 por ciento», explicó la canciller federal alemana.
Sarkozy avanzó que propondrán que durante el tiempo que dure la actual crisis de la eurozona se celebren reuniones mensuales en las que participarán los jefes de Estado y de Gobierno.
Tanto Sarkozy como Merkel expresaron su rechazo a los eurobonos como instrumento para contrarrestar las presiones que sufren las deudas soberanas de los países de la eurozona y manifestaron un apoyo inequívoco a la «independencia» del Banco Central Europeo.
Sobre ese punto, confirmaron el compromiso adquirido entre ambos a finales de noviembre de «independencia del BCE y ausencia de todo comentario, positivo o negativo, sobre su acción», según lo resumió el jefe del Estado francés.