La cifra de víctimas de la represión de las manifestaciones antigubernamentales en Siria desde el pasado mes de marzo supera con amplitud las 4.000, manifestó ayer la alta comisionada de la ONU de Derechos Humanos, Navi Pillay, que empleó el término «guerra civil» para definir la situación en el país.
«Situamos la cifra en 4.000 víctimas mortales, pero claramente la información fiable que nos llega eleva en mucho esa cifra», dijo la alta comisionada en una conferencia de prensa en Ginebra.
Pillay habló con motivo de la presentación de una campaña internacional sobre la defensa de los derechos humanos y adelantó las cifras que presentará hoy ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que celebra una sesión especial sobre Siria.
La sesión fue convocada tras conocerse esta semana el resultado de la investigación llevada a cabo en los últimos meses por una comisión internacional independiente, que indagó en la represión en Siria y llegó a la conclusión de que se cometieron crímenes contra la humanidad con el conocimiento y consentimiento del Estado.
«Voy a dar al Consejo de Derechos Humanos unas cifras, que van a ser cifras conservadoras», adelantó Pillay.
Desertores
Preguntada sobre su definición de la situación en Siria, contestó: «yo ya dije que a medida que hubiera más desertores dispuestos a tomar las armas -y es algo que dije en agosto antes de la reunión del Consejo de Seguridad (de la ONU)- iba a haber una guerra civil y en estos momentos es como caracterizo la situación».
La alta comisionada de Derechos Humanos recordó que una de las principales conclusiones del informe de la comisión de investigación es que «a pesar de que la mayoría de víctimas mortales y heridos han sido civiles desarmados, existen grupos que no pertenecen a las fuerzas armadas que aparentemente están armados».
«Realmente, es cuestión de estudiar ese informe para conocer la amplitud de lo que definen como las fuerzas de la oposición y caracterizarlo como un conflicto armado», agregó Pillay.