Los líderes de la zona euro llevarán a cabo otro intento para atajar la inestabilidad financiera con una nueva cumbre, el próximo jueves, en la que también se discutirá la financiación del segundo programa de rescate de Grecia.
«Nuestra agenda será la estabilidad financiera de la zona euro en su conjunto y la futura financiación del programa de Grecia», dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al anunciar la reunión.
El responsable europeo añadió que ha pedido a los ministros de Finanzas de la región que «avancen el trabajo preparatorio» de la cumbre.
El anuncio de Van Rompuy puso fin a una semana de discusiones y especulaciones sobre la necesidad de celebrar una cumbre, promovida por el presidente del Consejo Europeo y apoyada por muchos de los países del euro, pero bloqueada finalmente por Alemania.
Hasta ahora, Berlín defendía que era necesario contar con un acuerdo concreto sobre lo que decidir antes de celebrar una reunión de alto nivel, con las grandes expectativas que eso conlleva.
Esta nueva cumbre se ha gestado ante la creciente presión de los mercados por la crisis de la deuda, que en los últimos días se ha extendido a Italia, a la vez que se recrudecía en España.
El proyecto de incluir una contribución del sector privado en el segundo rescate de Grecia está detrás de la inestabilidad de los mercados, temerosos de perder parte de lo invertido en deuda de la zona euro, en el caso de que sus dirigentes decidieran extender esta participación de los inversores privados a otros países.
El Fondo Monetario Internacional, importante actor en la resolución de la crisis, reconoció esta semana que el debate en la zona euro sobre la ayuda adicional a Grecia y la participación de los acreedores privados en el segundo paquete de rescate es un «enorme problema» para generar confianza en la economía helena.
Tampoco supusieron una ayuda para fomentar estabilidad los recortes de la calificación de la deuda soberana de Grecia e Irlanda (dos de los países rescatados) efectuados la última semana por parte de las agencias de calificación de riesgo, que cosecharon duras críticas de la Comisión Europea y de los países comunitarios.
Pero, pese a lo crítico de la situación, la convocatoria de la cumbre no ha sido fácil.
Van Rompuy la dio casi por segura durante su visita a Madrid el pasado martes, un día en que distintas fuentes apuntaban a que iba a celebrarse hoy.
Sin embargo, Alemania frenó la convocatoria, debido a que el Gobierno de Berlín quería a toda costa cerrar previamente algún tipo de acuerdo concreto que poder anunciar en la cita.
Todavía hoy, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, insistía en que la cumbre extraordinaria debía convocarse «cuando tenga sentido y sea útil», y en que su cometido debe ser enviar «una señal seria y sólida» a los mercados, para lo cual es necesario contar con «resultados concretos» sobre el segundo rescate a Grecia.
Desde los países acosados por los mercados, como España, se ha insistido durante toda la semana en la necesidad de coordinar una respuesta cuanto antes, como hizo el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando pidió responsabilidad a los «poderosos» de Europa, en la rueda de prensa que ofreció con Van Rompuy.
Esta misma mañana, el ministro de Fomento y nuevo portavoz del Gobierno español, José Blanco, insistía en esa idea, al pedir una respuesta «rápida y eficaz» a la delicada situación de Grecia.
Finalmente, la reunión de los jefes de Estado y Gobierno de los diecisiete países del euro comenzará el jueves a las 10:00 GMT en Bruselas, capital que acogerá ese mismo día las ceremonias de la fiesta nacional de Bélgica.
El Fondo Monetario Internacional calculó esta semana que Grecia necesitará unos 71.000 millones de euros adicionales de la UE y unos 33.000 millones de euros de acreedores privados antes de regresar a los mercados en 2014.